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01

Hombre de azúcar.


Prólogo

La lluvia golpeaba la ventana de aquel oscuro salón donde solo se encontraba una chica pelinegra y de piel palida recostada en aquel banco, una de las ventanas se encontraba abierta y por causa del viento aquella cortina voló ocasionando que la chica despertara, la azabache ahora se encontraba afuera del patio de la escuela con su uniforme empapado ya que repitiendo lo anterior se había quedado profundamente dormida en el salón de clases, imaginaba que tal vez la razón era por las aburridas pláticas de sus amigas contando diferentes experiencias que habían tenido en sus noches de aventura con diferentes chicos, esto le parecía realmente una perdida de tiempo y dolor de trasero ya que hoy en día era obvio que todos piensan perseguir cualquier falda que se le atraviesen a cambio de satisfacer su parte, sabía que los chicos de su edad no eran para nada su tipo ya que la mayor parte de tiempo se comportan como tontos inmaduros y obviamente no les interesa dañar a las chicas, eran una batalla contra ellos. Un bostezo salió en cuanto tomó aquel teléfono, esta esperaba llamar a un taxi pero la batería de este había agotado y no sabía cómo tomar un transporte público, finalmente termino de estirarse y volver a correr por la parte del estacionamiento para poder salir, está vez logrando empaparse aún más... en fin.

🥀...

Narra.

Tome mi mochila caminando por unas cuantas calles una vez afuera de la escuela, por suerte solo cargaba una libreta vieja con apuntes del año pasado y tal vez mi uniforme deportivo así que estaba segura que se habían empapado ya que la mochila goteaba.

Después de caminar por ratos, la lluvia no paraba y no había ninguna persona en la calle a la cual pedir indicaciones, el viento hacia volar mi cabello y comenzaba a sentir mucho más frío, había estado treinta minutos dando vueltas como loca y para ser sincera sentía la presencia de alguien pero al voltear nuevamente el viento molestaba. Ya cuando por fin pudo calmarse pude notar como un auto avanzaba lentamente detrás de mi, comenzaba a sentir aquella presión y avanzar un poco más apresurada hasta correr, en cuestión de segundos aquel carro empezó a perseguirme, lo hacía cada vez más notorio.

Esperaba la oportunidad de gritarle a aquel imbecil acosador, el cielo seguía nublado y la lluvia había bajado su intensidad así que podía verle mucho más claro, intenté comunicarme pero nuevamente mi teléfono no prendió, había anotado sus placas en mi brazo pero este yacia mojado y difícil de que la tinta se quedará ahí. Había perdido la paciencia y estaba al borde de acercarme a discutir con más razón, era un día pésimo y comenzaba a sentir mi cuerpo enfermando.

Decidí voltear al costado con aquella mirada matadora característica de mi y frunciendo el ceño, el carro estaba estacionado en una esquina y yo me encontraba en otra abajo de una pequeña tienda de ropa donde espere exactamente unos 15 minutos a que aquel sujeto se dignara a irse pero fue inútil, el auto aún seguía ahí, las ventanas polarizadas no dejaban ver a aquel "enfermo" y comenzaba a sentir que era el momento de ir a reclamarle.

Mis pasos eran largos, caminaba apresurada y cerrando mis puños, mientras que ingeniaba algún plan de defensa o talvez una amenaza para que dejara de molestar, al llegar solo pude tocar con fuerza la ventana y hacer aquella odiosa cara acercándome al vidrio mientras decía "Abre hijo de puta", la ventana del auto estaba bajando, me pareció curioso encontrar a un tipo de traje realmente elegante adentro, miré a este olvidando todo lo que estaba apunto de hacer durante el trayecto de venida.

Sus ojos color violeta eran muy lindos, aquel tipo era atractivo y mi momento de adolescente precoz comenzaba a hacer su acto de presencia, mi aburrimiento acabaría provocando a aquel hombre así que volví a mirarlo y esta vez ambos cruzamos nuestras miradas mientras que el tomaba el volante con una mano y con la otra terminaba de fumar aquel cigarrillo, este tampoco dejó perder el tiempo, mirando detalladamente desde la ventana del auto. Solté de aquel suéter que llevaba en mis caderas dejando ver mi corta falda y resaltar mejor mi cuerpo.

Sugar Daddy || Ran Haitani x Reader.||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora