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—¡No quiero que te vayas!—protestó inflando sus mejillas, mientras mantenía sus ojos llorosos
—Pero bebé...debo hacer el servicio militar...—los ojos de Jay también se habían cristalizado. Le dolía saber que no podría pasar todas aquellas noches acurrucado o haciéndole mimos a su lindo Wonnie. Sabía que podía verle algunos días, pero no sería lo mismo
JongSeong y JungWon llevaban más de 3 años de relación, y habían empezado a vivir juntos el año pasado. El pelinegro tenía 26 años, casi 27, y JungWon tenía 23 recién cumplidos. Su relación era el sinónimo de: asquerosamente adorables y cariñosos. Nunca nadie les había visto haciendo cosas algo más íntimas, como un beso más candente que los picos a los que ellos estaban acostumbrados. Y por más difícil que parezca, solo habían tenido relaciones sexuales dos veces, y fue de una manera lenta y bastante romántica.
La primera fue, el primer año de su relación, cuando JungWon decidió entregarse al mayor. Y la segunda fue en el segundo año, por el cumpleaños de Jay. El mayor no se le insinuaba en ningún momento, ni JungWon le rogaba que lo hicieran. Les gustaba su rutina amorosa y pacífica
—¡N-No me importa el servicio!— protestó tiernamente —¡V-Vámonos del país si es necesario!
—Mira...bebé...—se acercó más a él, tomando su rostro con delicadeza. Lo elevó y se encorvo un poco para comenzar a repartir besos por todo su rostro—Yo siempre te amaré, y siempre te he amado, aunque vaya ahí, verás lo rápido que pasará el tiempo. Podrás ir a visitarme seguro, podré darte muchos besitos, todos los que quieras.
—¿Y también me darás cariño en mi cabecita?
JongSeong terminó su rutina de besos, depositando uno casto en sus labios, para justo después revolver su cabello.
— muchísimos cariñitos
—Supongo que debes ir...
Asintió, besando nuevamente sus labios—¿Quieres que tengamos una noche de esas películas clichés que te gustan?
—¡Sí!—asintió enseguida. Riendo cuando Jay le tomó de sorpresa, al cargarle al estilo princesa
—Pues vamos a la habitación~
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