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JongSeong se quedó congelado al ver a su pareja. JungWon ahora tenía el pelo negro, y no tan claro como antes. Se veía algo maquillado, con sombra roja, y unos labios brillantes que provocaban besarle.
Llevaba una camisa casi transparente y ancha, con dos botones abiertos, y estaba metida en un pantalón de cuero, que se ajustaban perfectamente a sus piernas y su trasero. También llevaba unas botas de cuero bastante llamativas.
Jay no sabía con exactitud si la persona que tenía delante era su novio o algún hermano gemelo de este, no daba crédito a lo que veía.
—¡Jongseongie!—corrió hacia él, saltando nada más se acercó, enrollando sus piernas en las caderas del mayor—Al fin llegas...
—¿D-De verdad eres tú?—observó con detenimiento su rostro, bajandolo lentamente
—Claro que soy yo...solo que...algo evolucionado—bromeó en un tono más coqueto—Me estuve preparando mucho para este día.
—¿Qué...te pasó?...Espera, eso no es lo importante ahora—sacudió su cabeza antes de volver a hablar—¿Por qué no fuiste a verme en todo este tiempo? ¿Y, por qué no me contestabas el celular? Te llamaba a penas tenía tiempo.
—Quería que cuando llegaras todo fuera una sorpresa...—explicó algo bajito—Me costó esperar tanto, pero ya estás aquí~
—¿A qué te refieres con sorpresa? ¿A qué hayas dejado de ser mi pequeño Wonnie?—se exaltó levemente. No sabía bien que decir al respecto, se suponía que JungWon era su bebé, un bebé tierno que disfrutaba sus caricias en el cabello, las noches de películas románticas...
—Jay… no siempre sería un bebé
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