Me sentía devastada y perdida, no pude darte nada de lo que quise en su momento, tantas oportunidades que me habías dado y yo desperdiciando como si nada.
Lo diste todo por mi en su momento, me he alejado, mejor dicho, nos hemos alejado.
Tú con tu vida, yo con la mía, escuché que estabas con otra chica, Guadalupe. ¿Ella te hace feliz? Si es así, me alegro mucho por vos. Yo sigo en mi misma miseria, pensando que vas a volver a mis pies como antes, como si yo lo valiera todo para ti. Pero lamentablemente, esos tiempos ya son recuerdos para mí. Tu olor a perfume, tus pequeñas orejas, tu pelo inclinándose en mi frente, mi sonrisa buscando la tuya, como si se conocieran de toda la vida. La raza de tu aroma era suave, pero no era una flor si no más bien una cuchillada que me penetraba de una forma violenta. La luz reflejada en tu piel, aroma de tierra mojada, caían hojas, gotas en la tierra, todo se apagaba, dormían los árboles, la pradera a lo lejos, las campanas de la iglesia.
Mi mano recorrió la luna de tu cuerpo, las estrellas en tu piel, el color verde de tus ojos, me llenaban el alma, tu partida me dejó hecha mierda, dejé todo, mi mano con el olor a tinta sólo me recuerda a ti, mi propio cuerpo se sumergió en la frescura de un amor que me llevó a la locura.
Las últimas aves que vimos, el olor, la palabra, la noche contigo, y en el día tu mirada, en tu corazón reside mi aroma, mis latidos se detienen lentamente.
Momento de decirte adios querido.
Con amor,
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