Dia 1

2.1K 145 80
                                    

Notas y aclaraciones al final del capitulo. Disfruten.

Confesión

Enamorado.

Eso es algo que nunca había experimentado antes, lo había imaginado, pero no creyó que sucediera pronto y mucho menos enamorarse de la persona menos esperada, pero no se arrepentía, al final Maribel era una bella persona por dentro y por fuera. Pero claro, existía un problema, no sabía si ella llegaría a sentir lo mismo y si así fuera, otro problema salía; era su sobrina.

Negó. No podía ser eso posible.

Tomo aquella visión donde se veía así mismo mirando a la de lentes con cara de enamorado y la rompió, debía ser un error, su Don estaba fallando.

—Si, un error. No voy a enamorarme de Mirabel — sacudió su cabeza y escondió los fragmentos de su visión. Y una vez que estuvo más calmado, salió de su habitación por algo de comer. Probablemente por el olor que provenía de la cocina su hermana mayor, Julieta había hecho algo de comer. Sin pensarlo mucho entro a la cocina, pero para su sorpresa su hermana no estaba ahí, si no la protagonista de su visión.

— Oh, Mirabel... Eres tú.

—También es un gusto verte Bruno— Maribel ríe un poco, al ser casi de la misma edad —esto gracias al Don de la nueva integrante de la familia— las formalidades y el título de "Tío Bruno" por parte de los mayores se quedó de lado. Bruno tosió y jugo con sus dedos un poco nervioso pesando que había ofendido a la chica, cosa que ella noto enseguida, por lo que, con una amigable sonrisa, tomo el plato donde se encontraban unas arepas que había hecho y se las ofreció. —Espero que te gusten. No son las de mi mamá, pero están hechas con su ingrediente secreto.

— ¿Harina de maíz? — pregunto mientras tomaba una arepa y se la metía a la boca, saboreando gustoso esta.

— No, amor.

Se ahogo.

Maribel lo socorrió dando leves golpes a su espalda haciendo que el mayor volviera a la normalidad, sin embargo, un leve sonrojo adorno sus mejillas cuando dirigió su mirada en la chica quien tenía una mirada de alivio es su rostro.

Bonita — pensó, sin embargo, al darse cuenta de ese pensamiento, el color de su rostro aumento por lo que cubrió su cabeza con su capucha, evitando que ella lo mire.

— ¿Estas bien?

—S sí, yo... muy buenas arepas, debo irme.

Y sin más, se fue dejando a Maribel confundida por aquel comportamiento y más cuando regreso para llevarse el plato de arepas consigo, pero no dijo nada, solo pensó que era Bruno siendo Bruno y eso era adorable para ella.



Unas semanas pasaron, y con ello Bruno se dio cuenta que miraba a Mirabel más de lo normal, notando cosas que ya había visto antes en ella, pero ahora resaltaban y le gustaban más. Como cuando ella ayudaba con algunas tareas en el pueblo o en casa, tarareaba o cantaba unas canciones muy bellas y sumando a su hermosa voz, para cualquiera que la escuchara era un deleite —por lo cual se sentía muy afortunado de ser uno de los escuchas —. O cuando en sus tiempos libres la mira cocinar los platillos que Julieta le enseño hacer, siempre concentrada, pero sin dejar de sonreír.

O ahora, que estaba haciendo una de las cosas que más la caracterizan. Tener un gran corazón. Pues la chica estaba en el pueblo calmando y haciendo sentir mejor a un niño — el cual se había tropezado y lastimado —, le vio darle al menor unas galletas que tenía en su bolsa —galletas que ella había hecho en la mañana antes de salir al pueblo —sonriéndole en el proceso y, a pesar de que no tenía el Don de su madre para sanar heridas, ese pequeño gesto hizo que aquel niño dejara de llorar y le devolviera la sonrisa a la de lentes. Cosa que hizo que su corazón sintiera esa calidez que solo ella podía darle. Un sentimiento totalmente indescriptible como si estuviera enamorado.

— Oh.

Enamorado.

Algo que nunca había experimentado antes, lo había imaginado, pero no creyó que sucediera pronto y mucho menos enamorarse de la persona menos esperada, pero no se arrepentía, al final Maribel era una bella persona por dentro y por fuera. Pero claro, existía un problema, no sabía si ella llegaría a sentir lo mismo y si así fuera, otro problema salía; era su sobrina.

Suspiro y se dejó caer en su cama. No sabía que hacer, pensó en evitarla, pero no quería dejar de hablarle, sentía que si lo hacía iba a extrañarla y ella llegaría a odiarlo por eso, tan solo esa idea le aterraba.

—Aunque si llega a saberlo... ella ara lo mismo—murmuro con fastidio.

—¿Quién ara lo mismo?

— ¡¿M Mirabel?! — grito y se levantó casi cayéndose de la cama — ¿Qué haces aquí?

—También es un gusto verte Bruno.

"Un deja vu " pensó.

—Está bien, uh. ¿Podemos hablar?

—S sí, habla.

—Bueno yo... es algo que he notado estos días y quería decirte, no te lo tomes mal ¿Sí? Solo escucha. Esto es difícil para mí.

Bruno se alertó, empezó a ponerse nervioso y a sudar, ¿Y si lo sabía? ¿Y si le daba asco y quería que se alejara? lo único que quería hacer en ese momento es llorar y esconderse.

—Yo...

Oh no, aquí viene.

—Eh... lo que te quiero decir es...

No estaba listo para perderla, no, ella fue su luz, fue la primera persona que lo hizo sentir bien después de que se había "ido" por diez años. No ella, no su Mirabel. Debía hacer algo, decirle que no siente nada por ella, aunque sea mentira, incluso si eso significa llevarse a la tumba sus sentimientos.

—Mirabel, yo-

—Bruno, tú me gustas. No, ESTOY enamorada de ti.

—¿Eh?

—¿E Es raro? Hugh pero que tonta, por supuesto que lo es, y más que tu no sientes lo mismo yo enserio lo siento, pero no pude evitarlo quise hacerlo, pero tú siempre siendo amable y carismático a tu manera, protegiendo a la familia... protegiéndome a mí, no... no pude.

Bruno no sabía que decir, eso estaba claro. No esperaba aquella confesión su Mirabel, le dijo que lo amaba, ¡lo amaba! Era lo mejor que le había pasado en la vida, aun mejor que aquella vez que ganó la última arepa de la cena. Solo volvió a la realidad cuando escucho sollozar a la chica. Por lo que en un momento de adrenalina por las emociones mezcladas se acercó y abrazo con todo el amor que sentía por ella.

—No llores, no llores por favor. Detesto verte llorar, Mirabel yo... yo también estoy enamorado de ti. Te amo.

Ambos se miraron aun sin romper el abrazo, esa mirada fue suficiente para confirmar lo que ambos sentían por el otro, fueron unos segundos, pero para ellos fue como una eternidad.

Sonrieron.

Por qué sabían que esa eternidad querían pasarla juntos. 







Nota.

Mirabel es mayor de edad (22-23 años) y Bruno, como se menciono en una parte del capitulo, rejuvenecio por lo que en este Au vendria siendo solo dos años mayor.

Miradas || Mirabruno weekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora