Era una tarde lluviosa, en la que Juan Domingo Sarmiento miraba por la ventana, esperando la carroza cuando una serpiente asustó a los caballos
mentira
o no
estaba esperando al carruaje de su mejor amigo Rosas, conducido por su topísimo chofer Albert, a quien le había hecho un lugar en su no tan ocupada agenda previamente, ya que era un ñoqui pero debía aparentar.
Sarmiento era un hombre generoso, entonces siempre traía las papas y con Mitre hacían ñoquis todos los 29, es por eso que actualmente en la argentina se festeja todos los 29 comiendo ñoquis.
Rosas pasó por la puerta, el sol reflejando destellos rojizos de su sedoso cabello, que cabe mencionar era natural - ¡Qué envidia! - pensaba Sarmiento, quien era pelado y usaba peluquines. Él sabía que nunca podría ser como Rosas y su inalterada y bien cuidada cabellera, sin mencionar la manera en la que caía graciosamente su elegante uniforme sobre sus anchos hombros, como si estuviera hecho a medida para su cuerpo que parecía tallado por los mismísimos dioses. Era rojo con destellos dorados, que parecían extraídos de la mismísima mina de oro que había visitado el año previo con un campesino con el que hubo tenido una encuentro fogoso del que aún ahora, durante sus noches en la cantina, ahoga sus penas en alcohol para olvidar.
Cabe aclarar que todo esto lo sabe por años de minuciosa observación a sus bailes en la pileta bailando Leña para el carbón tomando Smirnoff de frutilla. Rosas era muy bueno tocando el ukelele y sabía todas las canciones del top viral 50. Su artista favorito era Camilo, y en segundo lugar estaban Mau y Ricky. Inclusive Sarmiento lo había acompañado a verlos en concierto en vivo allá por el 1843, pero eso lo dejamos para otro capítulo. Mentira ahora va.
"¿Cómo estás pibe?", dice Rosas a modo de saludo, el prototipo que nunca falla. Si no es esa hay que preguntar por el fútbol.
"Bastante mal, pero tratando de llevarla," responde Sarmiento, referenciando a Cerati su más grande ídolo porque él era único y detergente.
Resuenan risas por toda la casa, y se establece una atmósfera perfecta. La adecuada para la oferta irresistible de Rosas, casi tanto como él mismo.
"¿Querés venir conmigo de parranda? Mirá que va a ser complicado porque tengo que dar alguna que otra explicación legal, pero nada que unos buenos ñoquis de los 29 no puedan solucionar."
"Y... la verdad es que no se Rochi... no estoy muy seguro. Soy más de una conquista al desierto."
"Mirá Yonomiento, el que puede puede y el que no, critica." Por estas razones es que esta frase resuena hasta el día de hoy, obviamente.
Flashback: 1843
Sarmiento y Rosas se encontraban en el gatuparque a la espera del famoso show. La ansiedad los carcomía por dentro. No podían aguantar más. No veían la hora de que el show comenzara. Que unas copas van, que otras vienen... las cosas les salieron por la culata!!! La noche se puso muy alocada!!!
Las luces se apagaron. Todos gritaron, esperando la aparición de los cantantes con anticipación. De repente luces led hicieron patrones de luz que Sarmiento interpretó como A-L-B-E-R-T-O en código morse, pero no le prestó atención en ese momento.
Segundos después todo se apagó nuevamente, y subió como si de una pesa en el gimnasio se tratase, una mesa de remix (se llama así?) con un hermoso hombre con una bella melena gris, totalmente trendy para el momento. Sus notables patillas perfiladas brillando al compás de las luces led en sintonía con la música que creaba. Sarmiento estaba en busca de una potencial hembra... pero descubre que tiene tendencias omosensuales.

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La gira de Sarmiento
FanfictionAsí comienza la historia de Sarmiento, un hombre que lo dio todo por amor, y José el gaucho, un hombre que lo perdió todo por amor. Nuestra historia comienza muchos años atrás, antes de que Mirtha Legrand hubiera nacido, y relata cómo Sarmiento, un...