𝐅𝐥𝐨𝐫𝐞𝐬 Ú𝐧𝐢𝐜𝐚𝐬

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Las noches decembrinas se suelen compartir con los seres mas selectos de tu aprecio, amigos, familiares, esas personas que sea cuando sea se valoran y aman.
La tarea de invitar a pasar esas fechas casi nunca es algo que se complique mucho, de hecho puede llegar a ser una de las experiencias más satisfactorias a realizar.
A menos que haya un asunto de intermedio por ahí.

Eran cinco días antes de noche buena y Dib Membrana aún se debatía el cómo invitar al difícil Irken a su "plan navideño", que realmente jamás podía calificar como uno.

De sus catorce años sólo tres había compartido con su familia, además de evitar el pino navideño ante la histeria que suprimía a su padre cada que veía o escuchaba algo relacionado con Santa Claus, así que, sin tener una creencia a quien rezarle, se limitaban a decorar con luces el ambiente, al menos eran hipnotizantes.  

 ¿Y por qué no intentarlo? Dirían algunos. Lo chistoso era que. . . ya lo había intentado, cuatro veces.

Había comprado rosas para pedirlo de hecho.

Habían sido cuatro rosas, las cuatro últimas rosas de la ciudad. 

Las rosas llegan a florecer continuamente durante todo el año, mientras se conserven en un buen ambiente y se mantenga su debido cuidado, obviamente.

Dib buscó por todas las florerías dos días antes de su primer intento, siendo victorioso únicamente en una que aún conservaba las cuatro rosas blancas, contrastando con los pétalos rojizos posados en tallos de noches buenas que adornaban los estantes y pisos, acampanando el local con mas flores invernales, tanto en ramos como en macetas.

La primera rosa pereció de manera trágica, cómo le seguirían las restantes.

Era un día frío, mas no helado, Zim había investigado durante algunos días otro punto de la navidad que usar a su favor, después de fracasar por irse a la segura, sin embargo, su investigación no le parecía nada provechosa, era muy pobre de hecho, puesto que ya había perdido tiempo después de haber vivido atrapado por una tormenta de nieve que azotó a la ciudad, misma que había bloqueado la entrada de la casa de Zim, quien mas tarde habría humedecido en demasía la tierra al derretir la nieve artificialmente, provocando goteras y un lodo alrededor de todo su perímetro, debilitando la tierra para cuando la siguiente nevizca arribó.

En fin, era una total mentira la expresión "investigado durante días"; realmente sólo habían sido unas horas, convenciéndose de que una búsqueda de campo sería mas útil que una descriptiva, saliendo ridículamente abrigado.
En su planeta jamás se habría aparecido o permitido un clima así, padecía la misma sensibilidad al frío que un perro pequeño y tembloroso.

A semejanza con esta clase de caninos, salió gruñón a recorrer las calles, inspirado en sus gnomos a buscar la influencia que tenían los duendes con las fechas navideñas, podría guardar la información para el siguiente año, que al cabo vida tenía mucha.

Dib, siendo siempre un obsesivo, había colocado un artefacto que lanzaba un pequeño rastreador que se añadía al alienígena apenas cruzara su valla, observando ante la primera alarma cómo se dirigía al centro comercial.

Se ruborizó ante la acción que tenía planeada para aquella tarde, agarró su abrigo y uno extra, por si se ofrecía, tomó uno de sus recriminiratorios maletines, guardando la rosa cuidadosamente en un frasco que tenía una nota amarrada a la tapa con un listón fucsia — color inspirado en los brillantes orbes del invasor —, y mas preparado que nunca en su vida. . . ¡zarpó hacia el centro comercial! Esperando que su encuentro dejara a la imaginación del Irken la cuestión de si había sido una coincidencia o no.

En esa ocasión se acercó de la manera mas "discretamente" hasta donde el extraterrestre estaba posado, observando como unos raros humanos pequeños acompañaban al típico Santa sentado en medio del complejo con una misera campana.

Historia De Las Últimas Rosas del Año | ZaDr | Holidays | Navidad #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora