Día 2

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El día de hoy fue un poco extraño, o eso creo. En la mañana no pasó nada nuevo, voy a los talleres día por medio así que estaba en casa. La pasé viendo la televisión, aunque debo de admitir que cuando vi las noticias me dio un escalofrío, "se han registrado ataques en grupo a las personas que caminan por la noche", o algo así decía el titular. Normalmente no suelo quedarme caminando en las calles hasta muy tarde, de hecho esa noticia ni debería de preocuparme, pero el hecho de que solamente escuché el titular, ya que se me hacía tarde para el trabajo al mediodía, y que se hablaran de ataques me dió mala espina, aún así hoy no me ha ocurrido nada.
Cuando se hizo el medio día partí de casa al trabajo. Me crucé con la idiota de Gabriel en la salida del apartamento, me quedé haciendo un poco de tiempo simulando que la llave no me cerraba la puerta para dejar que ella se me adelantara y de esa forma evitar un encuentro incomodo durante la ida al trabajo. Llegué al trabajo sin más percances, unos 2 minutos luego de Gabriel. Para variar el cascarrabias del jefe no me saludó al llegar y el resto estaba muy ocupado, casi siempre lo están, lo que ya no me choca porque el tiempo me ha acostumbrado a estas situaciones en las que me ignoran. . . Quizás si no hubieran saludado tan agradablemente a Gabriel hace 2 minutos antes, que se jodan todos. Ha decir verdad no tengo mucho más que contar, el día pasó como siempre, lo único destacable fue el rarito de ayer que hoy empezó a trabajar con nosotros. Intenté de alejarme de él lo más que pude durante el trabajo pero al final me terminó sacando conversación. Eran las 4 de la tarde, hora muerta ya que todos están durmiendo la siesta, era nuestro momento de descanso y relajación, nada de aguantar esos clientes indecisos o esas pequeñas bolas de energía molestas corriendo y gritando para todos lados. Todo estaba bien hasta que el rarito se me acercó a hablar. "Parece que esto será un desastre" dijo parándose al lado mío mientras ambos mirábamos el televisor puesto en la pared. Lo ignoré completamente para evitar empezar un dialogo, pero él decidió seguir su monólogo. "¿Crees en esos rumores?" me preguntó y siguió hablando "creo que no hay de qué preocuparse, después de todo un héroe nos salvará", "¿No te llevas bien con el resto?, "si a alguien se le ocurre hacer algo debe de realizarlo cuanto", "tú y yo nos parecemos, seamos amigos", "¿Acaso te gusta Gabriel? Es que la observas mucho", "De donde vengo soy rico, si algún día quieres puedes venir a mi castillo de vacaciones", "mi amiga dice que intente de no hablar mucho, pero yo le digo que si no lo hago no podré hacer amigos", "¿Sabes por qué entré a este trabajo?", entre otro montón de palabrarios. Realmente no me acuerdo casi nada de lo que me hablaba, mi mente en esos momentos estaba totalmente desconectada intentando de mantenerse así mientras hacía un esfuerzo para no procesar o escuchar lo que decía el rarito. Al final se fue por su cuenta cuando se cansó de que lo ignore, gente como esa es mejor mantenerla siempre alejada.

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