Una Noche De Tormenta

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Hola hola este one shot es el regalo de navidad para  DaliiCaraballo por el intercambio de one shots del grupo de historias de sesshomaru y rin. Ella dio tema libre, espero que te guste

Era el día de la víspera de navidad, y todos se apresuraban para terminar rápido sus pendientes e ir a casa con sus familias. 

La gente en la oficina corría con pilas de documentos en los brazos y rostros llenos de desesperación, el día parecía de nunca acabar 

En un ordenado y limpio escritorio, Rin trabajaba para ayudar a sus compañeros a terminar a tiempo sus informes, ya que su desalmado jefe no los dejaría ir si no estaban impecables. 

A ella en verdad no le importaba llegar a casa a tiempo, pues no tenía nadie quien esperara por su regreso. 

Trataba de no dejar que eso la desanimara ocupando su mente en el trabajo. 

Poco a poco la oficina se quedó vacía, pero ella estaba tan sumida en la pila de documentos pendientes que no notó ésto o el hecho de que afuera se cernía una iracunda tormenta de nieve, que impedía el paso de los vehículos por las carreteras, dejando a la gente atrapada en sus propias casas. 

La puerta de la oficina de su jefe no se había abierto en casi todo el día, pues así como el gran Sesshomaru exigía a sus empleados, también se exigía a sí mismo, montañas de papeles  y documentos que firmar también se apilaban sobre el escritorio del pelipata. No por nada eran la empresa de publicidad con mayor éxito del mercado, a pesar de ser una compañía relativamente nueva en la industria. 

Era bien sabido que el joven empresario tuvo una infancia difícil al crecer en uno de los barrios más pobres y tener que hacerse cargo de su madre alcohólica. Sin embargo, eso no lo frenó de sobresalir en la escuela. El muchacho era brillante y dedicado, en la secundaria representó a su escuela en diferentes concursos de ciencias y matemáticas, y aunado a que ganó el primer lugar en el ranking nacional tres años consecutivos, le valió una beca completa para estudiar en una de las mejores preparatorias del país, donde se empezó a hacer de contactos influyentes que le ayudaron más tarde cuando decidió comenzar su propia empresa. 

La compañía creció de forma descomunal en poco tiempo y fue en ese período de crecimiento que Rin entró a trabajar como asistente personal del mismísimo CEO. 

La chica no lo podía creer, Sesshomaru siempre fue su inspiración, pues al igual que él, la castaña había tenido una vida dura, rodando de orfanato en orfanato. La historia de un joven muchacho que venía de los barrios bajos triunfando en el ámbito académico a nivel nacional, se convirtió en una esperanza para una joven Rin, quien se dedicó a los estudios y superó las dificultades con entereza hasta que logró graduarse con honores de la universidad. 

Aplicó en muchos lugares, pero a pesar de su impresionante historial académico, su falta de experiencia hacía difícil que la contrataran. 

Eso hasta que llegó a la Empresa de Sesshomaru. El encargado de recursos humanos no estaba muy convencido en un principio, pero fue el propio Sesshomaru quien vio algo en ella que lo hizo contratarla. 

Rin estaba en el cielo, Sesshomaru no era un jefe fácil, a decir verdad era muy excéntrico y exigente. La hacía trabajar hasta altas horas de la noche con la pila de documentos que tenía que revisar diariamente, pero la castaña no se quejaba, pues el salario y las prestaciones eran excelentes, y conforme el tiempo pasaba, se le hacía más fácil el cumplir las exigencias de su jefe.

Con el tiempo llegaron a desarrollar cierto grado de complicidad, al nivel de que no necesitaban palabras para entenderse el uno al otro. Rin conocía tanto  las necesidades de su jefe como las de la empresa y las cubría de manera eficiente. Al mismo tiempo Sesshomaru se preocupaba por Rin, siempre procuraba que llegara bien a casa después de una jornada larga de trabajo, ya sea que él mismo se encargara de llevarla a su departamento o que mandara a su chofer personal,  todas las noches se aseguraba que la chica no tomara el transporte público tan tarde. Los almuerzos siempre los tenían juntos, ya fuera encerrados entre esas cuatro paredes con pilas de documentos que revisar o en alguna reunión con algún socio importante, el joven jefe siempre se aseguraba de que la castaña estuviera bien alimentada.

Una noche de tormenta Donde viven las historias. Descúbrelo ahora