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"¡Papá!"

Solté un largo quejido al oír a Chan hablarme, su voz se escuchaba tan distante, mientras abría mis ojos lentamente para regularlos a la cantidad de luz de la habitación, observando el cuerpo de mi hijo entre mis brazos, con esos preciosos ojos observándome enojados, aunque cuando me vio despertar, su carita se iluminó por completo, acercándose para dejar un suave beso en mi mejilla.

De acuerdo, quizás no era normal que mi hijo sea quien me despierte, pero un sábado en la mañana, prefería dormir hasta no poder más o hasta que mi pequeño me avise que tiene hambre.

Chan es un niño muy inteligente, a veces he despertado y lo encuentro simplemente admirándome dormir, sin hacer ruido, sin moverse, él solo me mira tan cariñosamente que siento mi corazón encogerse.

Él me salvó la vida desde la primera vez que abrió los ojos. Como persona, no me interesó mucho perder al idiota padre de Chan, yo no estaba enamorado, puedo decir que fue una fantasía adolescente al fin y al cabo, pero la supuesta "relación" que teníamos, también era algo extremadamente tóxico que al final aprendí a tolerar, nunca a apreciar. Por mi mente pasaba la idea de convertirme en esos tipos de omega que solo sirven para tener hijos y estar en casa, incluso la había aceptado, hasta que me enteré lo de la apuesta y el chico rompió su lazo conmigo, mordiendo a otra omega, claro, una linda, tierna y totalmente virgen.

Si bien mi lado consciente no sufrió mucho, mi omega se dedicaba a darme los peores momentos de mi vida, me retorcía en mi cama por los fuertes dolores de cabeza y la depresión, los doctores dijeron que no había mucho que pudieran hacer, era bien sabido que cuando un alfa abandona a su compañero, este puede hasta morir debido a su abandono total a cualquier razón para mantenerse con vida, en los noticieros eso era algo que pasaba todo el tiempo, yo era como un grano de arena más, así que todo dependía de mi suerte y de que tanto mi lado omega se haya compenetrado con su ex alfa.

Pero eso cambió el día que Chan nació. Recuerdo haberme enamorado de esa tierna mirada azul apenas sus ojos se abrieron. No creí que sea posible, pero puedo decir que mi omega desarrolló un lado maternal aquel día, y desde entonces, no le hizo falta tener a su alfa a su lado para ser feliz, siendo que su lado protector nos llevó a seguir viviendo. Yo no podía abandonar a Chan, mis padres me dieron la espalda cuando se enteraron que fui tan fácil de dejarme morder por un idiota, eso me llevó a ser la deshonra para la familia, si me hubiera dejado morir, mi hijo estaría completamente solo para este momento.

Salí adelante, conseguí un trabajo como fotógrafo de una de las revistas más conocidas del país, anteriormente había llevado un curso gratuito de fotografía, y si hay una sola cosa que puedo agradecerles a mis padres es la cámara profesional que me compraron. Lo demás es historia, puedo pagar la Universidad debido a una media beca que gané porque ésta tuvo un convenio con mi escuela secundaria, después solo era cosa de sacar notas altas y mantenerlas. Mi sueldo se iba básicamente en Chan, la casa y comida, no es que fuera pobre, pero tampoco era una persona que malgastaba su dinero, si tenía algo ahorrado, amaba comprarle cosas a mi pequeño con tal de hacerlo feliz.

"¿Quieres leche chocolatada o jugo de manzana? Hoy tenemos ambos, así que eres libre de elegir, jovencito." Rocé mi nariz con la suya y mis dedos pasaron a su pequeña pancita, dejando que se deslicen por su piel, sacándole unas cuantas carcajadas, amaba esas risas, podía sentir como me conectaba con mi omega y ambos estábamos de acuerdo en que era el sonido más hermoso existente.

"Jugo." Dijo después de que su respiración se tranquilizó. Sería un buen día, lo íbamos a pasar en casa, seguro le volvería a poner la película del Rey león, vaya que Chan era un gran fan de todo lo relacionado con Disney.

The Perfect Omega (JIHAN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora