El contador de Paulie se encontraba en su tobillo izquierdo, según le habían contado sus padres, había nacido con él y marcaba 19 años con 219 días, lo que significaba que el alma gemela de Paulie era mayor que él, ¿cuánto?, quién sabe, podría ser 2, 3, 4 o incluso 10 años, pero eso era algo que no le importaba, lo realmente importante era que tenía un alma gemela y que se iba a encontrar en algún punto de su vida con ella, eso le causaba emoción y era algo que esperaba con ansias. De niño solía mirar día con día el reloj, ansiando el día en que se encontrara con esa persona, casi pierde las esperanzas cuando se dio cuenta que Water 7 estaba cayendo en la hambruna y las oportunidades de que barcos llegaran eran casi nulas, pero fue Tom con sus dos aprendices los que le devolvieron la esperanza a la ciudad y con ello también a Paulie.
Por el contrario Lucci se lamentaba día a día el reloj que tenía en su bícep izquierdo, él no quería un alma gemela, pero para su mala suerte cuando cumplió 4 años y 1 mes había aparecido, él era un niño en entrenamiento para convertirse en una máquina para matar perfecta para el gobierno mundial, no podía ni quería perder el tiempo con eso que el destino llamaba alma gemela, ¿Por qué no pudo ser como otros que no tenían almas gemelas?, ¿o porque no solo tenía el reloj vacío? Eso significaba que tu alma gemela vivía, pero jamás ibas a cruzarte con ella, eso estaba bien para Lucci, pero saber que allá afuera tenía una y que peor aún la iba a conocer le generaba náuseas
***.
Paulie empezó a trabajar/ayudar a Iceburg cuando tenía 16 años, no realizaba ni un trabajo pesado, pero si estudiaba y le ponía mucha atención a todo lo que el hombre hacía, para Paulie era su héroe y era un verdadero honor que Iceburg lo hubiera cobijado bajo su ala y le enseñara las cosas que sabía, esperaba algún día ser la mitad de asombroso como lo era Iceburg o darle esperanzas a las personas, como ese hombre se las había dado a él cuando era niño.
Tenía la ilusión y soñaba con que su alma gemela fuera igual de genial que Iceburg, él quería a una persona que pudiera darle fé y motivación a la gente, que amara su trabajo, que fuera perseverante y una buena persona.
-A menudo nuestras almas gemelas no son lo que nosotros esperamos- comentó un día Iceburg un poco sonrojado y halagado.
Escuchar las divagaciones de su joven pupilo lo hizo apenarse, sabía que empezaba a ser querido en Water 7 debido a que estaba uniendo a la gente y planeaba unir los astilleros para que la gente dejara de pelear, pero no se imaginó a qué magnitud estaba impactando a las personas, pero con divagaciones o no, debía hacer que el joven pusiera los pies en la tierra, no quería romperle las ilusiones a alguien tan joven, pero tampoco quería que el chico se ilusionara demasiado, a menudo las personas se hacían demasiadas ideas en la cabeza y luego salían decepcionados.
-¿Por qué lo dices?- preguntó mientras se sentaba frente a Iceburg.
Él realmente quería un alma gemela asombrosa, pero escuchar consejos era bueno y qué mejor que de la persona que más admiraba y le estaba enseñando su pasión.
-Yo... yo siempre esperé que mi alma gemela fue alguien sensato, trabajador y que pudiera aportar tranquilidad a mi vida, soñaba con trabajar a su lado y que nuestros caracteres se acoplaran de una buena manera- dijo el hombre con una suave sonrisa, como si recordara la mejor etapa de su vida- en cambio tuve un torbellino andante, no voy a negar que era trabajador y con ideas muy originales, pero casi siempre se le ocurrían las cosas más locas, se solía meter en problemas y discutimos día a día, nunca estábamos de acuerdo y cuando creía que no podía hacer algo peor se superaba a sí mismo y hacia alguna locura aún mayor- la sonrisa nunca abandonó el rostro de Icebug, a pesar de que se veía triste.