No proof, one touch. You felt enough.
No recuerdo cuantas veces le dije a Mary que no quería asistir al tan nombrado pub. Se lo dije hace una semana cuando me lo dijo por primera vez, se lo repetí cuando la acompañe a la puerta para irse de mi apartamento esa tarde, se lo recordé hace dos días cuando ella me recordó a mí, y como unas seis veces más en el tiempo que ha trascurrido desde entonces. Pero que tal, apareció en mi apartamento a las 5 de la tarde para prácticamente arrastrarme a la ducha y mientras yo me duchaba ella podría examinar todo mi closet. En cuanto salí del baño me encontré mi habitación hecha un desastre. Blusas tiradas en el piso, vestidos por encima de la cama, zapatos en mi escritorio, bufandas encima de mi laptop. Casi sufro un ataque al corazón cuando salió saltando de mi closet.
- - ¡Este es! –me grito mientras yo trataba de calmar mis latidos y ella alzaba un vestido que tenía años sin ponerme.
- - ¿De qué rayos estás hablando? Ya te dije que no voy a ir. No conozco a nadie de los que estarán allá. –le dije recogiendo los zapatos que estaban en mi escritorio y revisando de que no habían tocado la pintura en la que estaba trabajando.
- - Esa es la idea, -me tomo por los hombros y me miro a los ojos- que salgas de estas cuatro paredes y conozcas gente. Creo que soy la única persona que conoces en la ciudad.
Y tenía toda la razón. Me mude a Londres hace un tiempecillo ya, y Mary era la única amiga que tenía. No soy del tipo de persona que se muere por salir y emborracharse hasta perder la conciencia. ¿Han conocido a alguien al que su madre lo obligara a ir a fiestas? ¿No? Pues ya me conocen a mí.
Suspire, mirando a los inmensos ojos de Mary y me rendí.
El lugar era oscuro, decorado en tonos marrones y azules. La luz demasiado tenue, apenas se veía algo. La música suave, agradable. Mary me vistió con el vestido que me tiro en la cara, era de color rojo, manga larga y con un escote sutil. Encima me puse mi abrigo negro, y en los pies unos tacones, y a pesar de eso me sigo viendo como un hobbit cuando estoy alrededor de esta gente, ¿Qué le dan a los británicos que la mayoría son tan altos?
Mary literalmente me jalo hasta una mesa que estaba a unos cuantos metros de la entrada. Eran cinco personas, tres hombres y dos mujeres para ser exacta. Todos eran altísimos, pero no podía definir muy bien sus rostros en esta habitación tan oscura.
- -Por fin llegaste, Mary, pensábamos que ya no vendrías. –le dice el hombre pelirrojo, y sé que está sonriendo porque puedo ver sus blancos dientes en la oscuridad.
- - Tuvimos un pequeño un problema antes de salir, pero todo bien. –se ríe al final, me doy cuenta que el problema soy yo. –Esta es mi amiga.
Les sonrió a todos mientras les saludo con la mano. Hay una muchacha con el pelo rubio que me ha dicho que su nombre es Nina y a su lado se sienta el hombre que saludo a Mary, que por lo que escuche se llama Jim. Luego se ha presentado la de pelo corto llamada Zoe, quien me ha presentado también a su novio Allan.
- - Hola, mucho gusto. Soy Benedict. –me dice el hombre más alto de la mesa.
- - Ve, siéntate allí, yo iré a pedir una cerveza. –Mary no me da la oportunidad de responderle a Benedict pero me señala una silla al lado de él, y me siento con gusto.
- - Disculpame–le sonrio, le doy mi nombre y él me sonríe.
El tiempo se pasó rapidísimo, tomando cerveza, hablando y riendo. Tenía mucho tiempo que no me reía tanto y se lo debería agradecer a Benedict. Imitaba voces de personajes de películas viejas y contaba unas anécdotas bastante divertidas. Todos nos reíamos muchísimo en la mesa, pero creo que los otros lo hacían porque ya estaban un tanto ebrios.
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Estás enamorada. (Benedict Cumberbatch)
RomanceLo escuchas en el silencio. Lo sientes de camino a casa. Lo ves en la oscuridad. [Mini fic]