Tal ves lo supe desde el comienzo y por eso luché contra ello con tanta fuerza, y aún manteniendo distancia, la bolsa con sus pulseras hechas a mano siempre estuvo bajo mi cama como un recordatorio físico que la chica que me veía a través de su ventana había sonreído gracias a mi aquella noche, y esa sonrisa estaba grabada en mi memoria por siempre.