Muñeca sin hilos

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Muñeca sin hilos

Capítulo 1: Presente

Por Okashira Janet

Los personajes de Rurouni Kenshin no me pertenecen, son propiedad de Nobuhiro Watsuki, escribo éste fanfic porque mi hermana me pidió el especial de Halloween de todos los años, solo que se me pasó la fecha así que inauguro el especial Halloween/Navidad algo así...

Misao ha decidido festejar navidad para atraer más clientes al Aoiya, alguien le ha enviado una muñeca de regalo y es preciosa; aunque a Aoshi no le ha hecho gracia, algo dentro de él recela de aquella muñeca sin hilos. MisAoshi.

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Durante su vida a Aoshi le habían obligado a hacer muchas cosas, sobre todo cuando era pequeño.

Repite ese movimiento cien veces.

Levántate y corre.

Disfrázate.

Engaña.

Pelea.

De pequeño las órdenes no se cuestionaban, solo se cumplían. Y entre esas órdenes había unas con un tinte un tanto peculiar.

"Aoshi-kun, ven a ver a Misao-chan, acaba de nacer, ¿no es preciosa" a Aoshi los bebes no le parecían exactamente preciosos y Misao, en particular, era como un riñón arrugado y pequeño, ojos cerrados y deditos demasiado blandos. Había nacido prematura, provocado la muerte de su madre y encima había nacido mujer.

"Es preciosísima" y sin embargo el antiguo okashira había volcado en ella toda su ternura "ven Aoshi, bésale la cabeza". Esa era la primera vez que la había besado, siguiendo una orden directa de su superior. La cabeza de Misao estaba húmeda y aún olorosa a sangre y fluidos, Aoshi colocó lento sus labios contra ella, contó tres segundos y se separó, el okashira se río, se río muchísimo, aunque Aoshi no supo por qué.

Después de esa ocasión además de su entrenamiento Aoshi tenía que seguir órdenes que involucraban a Misao.

"Aoshi vigila a la nodriza"

"Aoshi cuida a Misao"

"Aoshi..." en general en un clan de ninjas las mujeres eran elementos de segunda, hacían misiones, claro, pero eran de otro tipo y no heredaban puestos de poder. A Aoshi le sorprendía que el okashira estuviera tan dispuesto a mantener con vida aquella pequeña motita que no parecía que se aferrara con muchas ganas a la vida.

Misao no subía de peso y casi nunca lloraba y los bebes sanos lloraban, eso decían todas las nodrizas. Tardó muchísimo en abrir los ojos y cuando lo hizo enseñó al mundo unos enormes ojos verdes.

Aoshi nunca había visto unos ojos más bonitos y solo por eso decidió que igual estaba bien si se mantenía con vida.

"Aoshi, cuida a Misao, está empezando a gatear" Cuando Misao empezó a gatear todo el mundo se puso de cabeza y nadie hubiera esperado que una chiquilla tan pequeña y frágil fuera tan inquieta y traviesa. Misao caía de todos lados, rodaba por todos lados y se pegaba por todos lados.

Aoshi una vez le había sacado un saltamontes vivo de la boca y ella había berreado que era para perder las orejas. Era una criatura imposible.

"Aoshi de hoy en adelante serás el tutor de Misao-chan" eso había sido cuando Aoshi cumplió doce, era el ninja más prometedor del clan, sí, pero por lo mismo estaba atado a esa chiquilla de rulos rebeldes que corría por el Aoiya como una exhalación.

Y es que la vida de Misao estaba en peligro. Siempre. Era la única nieta del okashira y por alguna razón, aunque era mujer, él la quería y aquello era del dominio público.

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