Capítulo 2. Donde hubo fuego, cenizas quedan.

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Escuchar canción para una mejor ambientación musical.
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La fricción entre sus labios, logró liberar todos lo recuerdos aprisionados de la juventud que tuvieron juntos. Por un lado, Koko sintió que le arrebataron a lo más preciados que tenía, y tendría que condenarse a vivir infeliz. No obstante, Camilo no la pasaba de lo mejor, ya que vive constantemente en una obsesión por la vida perfecta que siempre deseo.

Una vida que podría tener con Koko.

Pero la lógica racional abandonó sus sentidos, al acariciar sus besos y sentir el aleteo del cabello de Koko entre sus manos. Camilo, en ese momento, olvidó todo lo que le rodeaba: Evaluna, su hijo, su estatus como famoso. Todos los anteriores factores fueron nada a comparación de la persona que lo estaba besando. Koko, su amor índigo.

El beso fue tan apasionante que los dos olvidaron que Inupi estaba ahí, Camilo no pudo evitar reír con amargura. Siempre habría sido así entre ellos, mientras Koko y Camilo navegaban entre su mundo, Inupi siempre arruinaba esos momentos, desde que eran pequeños hasta la actualidad. En esta ocasión no fue la excepción, Seishu alzaba la voz discutiendo con dos señoras sobre qué números iban a ganar en el Telekino.

"El 32 ganó antes, no creo que gane ahora, eh.. esperen señoras, me llama una amiga." informo Inupi, a las señoras con las que cuchicheaba.

El joven de la cicatriz, frunció el ceño extrañado a ver el nombre que aparecía en la pantalla. Era Evaluna.

Atendió rápidamente, y logró enterarse que el motivo de su llamada fue que Evaluna estaba intentando comunicarse con el padre de su próximo hijo, Camilo. Con el sentido de avisarle que su casa estaba en llamas.

"INUPI SE QUEMA LA CASA AVISALE AL INSULSO DE MI MARIDO" exclamó Evaluna entre sollozos y gritos ahogados.

Inupi no entendía que quería decir Evaluna con esto. ¿Quemar? ¿Casa? ¿Marido? Las mujeres son tan difíciles de entender, Evaluna debe ser un poco tonta. Lo tendría encuenta para contarle a su psicólogo en la próxima cita.

"¿Eh?" Es lo único que emitieron los labios de Inupi ante tanta información. Si se lo preguntaran, no era un tipo de muchas palabras, los únicos temas que le hacía hablar por horas era: motocicletas y bingo, evidentemente.

Paralelamente, los tortolos azabaches ya se habían separado de su beso que duró aproximadamente unas 2 horas con 12 minutos.

"Te extrañe tontito..." susurró Koko, con cara de panqueque, mientras pasaba sus brazos al rededor del cuello del mayor

"Yo también..." respondió Camilo con un tono de culpa en su voz de pito, debido a que había abandonado su sueño de vida de rico junto a Koko, por estar con Evaluna.

Ignorando el nudo en la garganta, ambos se miraron en silencio, queriendo besarse de nuevo, y capturar sus instantes de intimidad, pero en el trayecto se vieron interrumpidos al escuchar los gritos de Inupi. Específicamente, asegurando que Evaluna que era una boba.

Los brazos de Camilo soltaron la cintura de Koko, y corrió agitado a ver que ocurría.

Quería volver ya mismo. "¿Qué te pasa?" preguntó Koko, viéndolo ansioso, quien lo siguió a paso acelerado.

Koko sacó la lengua y gruño.

"Todavía estás con ella?" El bigotón lo miró, en silencio. "Así que así con las cosas. No me vuelvas a ver en tu vida."

Se sintió fatal. "Koko no es eso..." "NO ES QUÉ? SEGUIS CON ELLA? LA QUERES SALVAR? DEJA QUE SE MUERA." Dijo el platudo muy agitado. "Koko no lo entendés, tengo que ir." "Y POR QUÉ?"

Camilo suspiró y respondió "No puedo perder mi colección de uñas de tus pies..."

Continuara...

Mi anhelo índigo - Kokonui / Bajifuyu / Takemikey / KokomiloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora