Única Parte ★

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Sabok, Italia, del imperio SOMAR.

Hace muchos años.

Nuestra casa es una residencia diferente, digna de una obra de Lewis Carroll. Somos bohemios, libres, soñadores y sobre todas las cosas, somos Jeon. En realidad yo no soy uno de ellos, pero me han recibido en su hogar luego de conocer mi miserable vida.

Frank me salvó de la feria cuando apenas tenía 9 años. Siempre resalté entre los niños de Sabok y por ese motivo me habían secuestrado. Esos hombres intentaron que viviera para ser los ojos y el alma de un circo perverso, pero el Sr. Frank consideró que no merecía algo así.
Me robó una noche de las manos de aquellos mercenarios y me llevó a su cuna de amor, dónde Beldavia, su esposa, lo esperaba con leche caliente y huevos revueltos.

Esa fue la primera vez que ví a Jungkook. Esa fue la primera vez que pisé la residencia de los bohemios.

Jeon Jungkook era el hijo de Frank, hermano mayor de Moonbyul y Hoseok. Era el niño perfecto, de todas las maneras posibles. Era noble, atento, educado, inteligente, responsable y sobre todo era bellísimo. Bellísimo como el atardecer en nuestro pueblo, bellísimo como los tulipanes floreciendo en la rivera. Pero Jungkook tenía una parte desconocida para los que no eran parte de la familia, una parte dura como el diamante, rígida como el carácter de su padre y astuta como su madre.

Todas sus cualidades innatas contribuyeron a que, frente a mis ojos, él fuese cada día más perfecto.

Jungkook se convirtió en un hombre respetable en el pueblo con tan solo 13 años, al salvarme de una golpiza aplicada por mis propios compañeros, dónde tuvo que atacar a mis agresores con una navaja. En aquel entonces se había parado con su fortaleza característica y se vio obligado a actuar como un animal, enfurecido por las burlas que giraron en torno a mi sexualidad. A partir de ese momento, no paró de volar al cielo, y yo no paré de volar tras él.

"Estoy enamorado de ti"

Le confesé en la fiesta de las luciérnagas durante la llegada de la primavera. Él me miró a los ojos y palmeó mi espalda como si necesitara un consuelo. Pero yo no quería su consuelo, quería que él me escuche.

"Estás confundido, ciervo"

Me había respondido tajante, haciéndome enfadar como a un niño pequeño. Pero yo no estaba confundido, yo estaba seguro y ensimismado por todo su ser.

Se acostumbró a llamarme ciervo y lo convirtió en un apodo agradable y personal, cuando en realidad, era una forma extraña y sin sentido de llamarme por otras personas ajenas a la familia.

Pero a pesar de sus intenciones por evitar mi declaración genuina, mi forma de amarlo perduró, aunque fue cambiando a medida que el tiempo pasó. Al principio quise tener a Jungkook cerca de mí, pero luego quise tenerlo dentro mío. Así de áspero y vulgar como se oye, crecí a la par de mis deseos. Me convertí en un psicópata desde que mis compañeras del club de lectura me confesaron que estaban coladas por un Jungkook de 20 años, y que harían lo que fuera para ganar su atención.

No harían nada muy extravagante, porque yo no sé los permitiría. Y no harían nada en general, porque a Jungkook solo le interesaban sus caballos, su hogar, sus esculturas y pinturas, su familia y sus encuentros diplomáticos con los artistas de otras ciudades. El emperador había puesto los ojos sobre los Jeon y estaba seguro de que en parte eso fue gracias a él.

Me acostumbré a amarlo de una manera en la que él me considerara "apropiado", aunque a veces rompía mis propios límites hasta hacerlo enfadar. Jungkook no quería que sus padres pensaran que él estaba aprovechándose de mí, con apenas 17 años, siendo la imagen viva de la inocencia.

𝔹𝕠𝕙𝕖𝕞𝕚𝕠  → KOOKMIN → O.SDonde viven las historias. Descúbrelo ahora