KRAY II, Guerra De Bestias

Adelanto.

Pareciera como si la historia se estuviera repitiendo nuevamente, un helicóptero que la llevaba a un lugar del cual no tenía idea, hombres armados los cuales solo la observaban y ella prácticamente sin ningún lugar donde escapar; definitivamente, otra vez se estaba repitiendo todo.

— ¿Quiénes son ustedes?— hasta la pregunta parecía ser la misma, solo que no se estaba  preguntando al grandote hombre que había sido Joe. Se lo preguntaba al que parecía ser el jefe de la operación.

Un hombre de cabello negro y tes blanca, que sostenía su arma entre sus manos y la miraba con descaro, aquel mismo hombre que había entrado a las duchas.

Aquel hombre la mira mostrándole la misma pequeña sonrisa de lado que le había dado en las duchas, antes de perder su mirada en la oscuridad que había ante ellos. Kray sigue su mirada hasta donde el miraba, observando que estaban ya a las afueras de la ciudad.

Ya que todo era oscuro por culpa de la noche, a una corta distancia se veían unas luces que formaban un círculo con una H en medio, una especie de señal, la cual le hacía creer que habían llegando a lo que seria una especie de aeródromo privado.

Al aterrizar el helicóptero, sacan a Kray de ahí, llevándola hasta la bodegas donde habían otros tipos de helicopteros y avionetas guardadas.

Se detienen un momento para esperar lo que seguía, que lo más probable era ver al que pagó por su llegada hasta ahí, ya que el hombre que parecía estar a cargo de la operación, camina detrás de unas avionetas, sin poder saber muy bien que hacía.

Se deja ver nuevamente, parándose firme frente a Kray. Con un sentimiento de curiosidad de quién, era el causante de su escape. Ve unos pies con zapatos caros, lo cual le hacía pensar en una sola persona la cual tenía esa manera tan especial en "rescatarla".

Ian.

El rostro de un hombre joven se deja ver ante ella, con una pequeña sonrisa mostrando la felicidad de verla fuera de esas rejas. Pero Kray tenía una expresión diferente, su expresión era seria y confusa ante lo que veían sus ojos, los cuales no sabía si la estaban engañando.

Esos ojos verdes que creyó que no existían más, por los cuales había sufrido mucho tiempo y aun hacía, la estaban observando en ese mismo momento