Después de varios días Cleo, Kata y Sylver por fin despertaron. Habían estado inconscientes a causa de la misión que tuvieron que llevar a cabo. En cuanto los ojos de aquellas tres muchachas se abrieron sus labios dejaron escapar un sonido.
La joven Katana preguntó por sus dos amigos, Cedric y Sebas. La pequeña Cleo deseaba ansiosamente saber cómo estaba su amigo de la infancia. Y de los labios de una Sylver desesperada solo salió un "Sebas".Enseguida las pusieron al día. Les contaron lo que había sucedido, y donde se encontraban tanto Cedric como Sebas. Les pidieron que fueran a sus habitaciones y descansaran, pero las tres se negaron. Cleo quería ver a Cedric, Kata enfadada quería encontrar una forma de arreglar lo que había sucedido, y Sylver fue directa a ver a Sebas a la enfermería.
Sylver apartó la cortina que separaba a Sebas del resto de la enfermería, y su corazón se encogió al verle. La imagen que sus ojos estaban viendo era demasiado para ella, ni siquiera las cosas tan horribles que vio cuando fue secuestrada eran tan aterradoras como lo que estaba viendo en ese momento. Sebas estaba totalmente inmóvil sobre una camilla enchufado a un gotero y a una máquina que marcaba sus constantes vitales.
Sylver se acercó a la camilla mientras de fondo lo único que se podía escuchar eran unos pitidos que sonaban demasiado lentos. Ella se quedó unos segundos mirando fijamente la cara de su antiguo mentor sin decir ni una sola palabra.—Hola, Sebas. Soy yo, Sylver. —dijo finalmente—. Sebas, por favor despiértate. No puedes hacerme esto, no voy a permitir que me hagas esto. —mientras pronunciaba esas palabras las lágrimas comenzaron a correr por sus mejillas—. Ya he perdido a mis padres, a mi mejor amigo y ahora no puedo perderte a ti también, así que por favor, despiértate. Te necesito conmigo, te necesito a mi lado. No puedes dejarme, no puedes irte y dejarme aquí. —Sylver agarró la mano de sebas con sus dos manos—. Después de todo lo que hemos vivido juntos no puedes irte, ¿lo entiendes? Si no fuera por ti yo no sería quien soy ahora, tú me ayudaste a descubrir mi poder, ¿recuerdas? Me pusiste un cero en nuestra primera prueba porque me senté en el suelo mientras las demás hacían todo el trabajo buscando la forma de entrar en Umbra. —al recordarlo no pudo evitar sonreír un poco, a pesar de que seguía llorando—. Intentaste enseñarme a usar mi poder entrando en el despacho de Zac a escondidas, estuviste conmigo cuando la cagué muchísimo y terminé en la enfermería. Tenía mucho miedo de quedarme sin manos pero tú no me dejaste, te quedaste conmigo y me apoyaste, me sentí muy mal por haberte preocupado y lo lamento mucho. También estuviste conmigo cuando me quité la droga de Kosmos de mi cuerpo. Siempre has estado conmigo y si te vas no sé qué haría. Te has vuelto alguien muy importante para mí y ya no puedo vivir sin ti. Me da igual lo que me digan, que necesito descansar o esas cosas, no pienso dejarte. No me apartaré de tu lado hasta que te despiertes, ¿me oyes? No te voy a dejar porque tú nunca me has dejado. Así que por favor, despiértate. Despierta y llámame "caramelito". Tómame el pelo y di alguna de tus tonterías. —Sylver se inclinó hacia Sebas. Su llanto cada vez era más fuerte.— Por favor, Sebas. Despierta y dime que no ha sido mi culpa, despierta y dime que estás bien, di que todo estará bien, que encontraremos a Pandora y todo volverá a ser como antes. Por favor, Sebas. No puedo perderte. Creo... Creo que te quiero.
Sylver se quedó llorando durante minutos desconsoladamente sobre Sebas, cuando se calmó puso una silla al lado de la camilla y se sentó. No pensaba dejar a Sebas ni por un segundo.