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—iA un lado, fenómeno!

Sunoo pega las manos a los casilleros a modo de abrir todo el espacio necesario entre sus acompañantes nada amigables y el estrecho pasillo donde, todos los días, maldice tener su maldita taquilla asignada. 07 es su número de casillero y por alguna razón que todavía, después de casi un año, no entiende, no ha cambiado de locker.

Pero la pregunta importante, la de todos los días es ¿qué demonios hacen los asignados a la 10 y 01 ahí, simplemente pasando por pasar?

El más alto del grupo es quien lo empuja por el cuello, sujetando a Sunoo contra el metal de las taquillas pintadas de rojo. Su mejilla derecha está directamente pegada al igual que las palmas de sus manos, tiene los ojos cerrados en solemne resignación y la pregunta silenciosa en su mente aquejando día a día.

"¿Porqué?"      

Nunca se metió con nadie, mucho menos con alguna novia o cita del trío de bravucones que lo acosan sin tregua. Sunoo de verdad no entiende por qué lo odian tanto, particularmente uno de ellos, el líder del grupo.      

Nunca fue mal educado, jamás fue grosero, siempre supo mantenerse al margen y sin embargo ahí estaba, Lee Heeseung pateando con saña la parte trasera de sus rodillas hasta hacerlo doblar en el suelo.

—Discúlpate, imbécil. —sisea Wang Yixiang contra su oído, firme y con saña, sujetando firmemente su nuca hasta el grado de hacerle daño.    

Sunoo abre apenas los ojos, mirando al suelo porque tuvo que aprender a la mala que nunca debe mirarlos a los ojos. Su voz es apenas un quejido ronco, suave, pero debe saber al menos. —¿De... De qué me disculpo?      

La risa de Heeseung es su respuesta. A su espalda, a escasos tres pasos observando todo con las manos metidas en la chaqueta de cuero, Lee se ríe de la pregunta, como si fuese lo más divertido del universo. Avanza con calma, sus botas resuenan en el piso encerado de los pasillos y la cadena en su labio ondea a cada uno de sus movimientos. Cuando está detrás del chico de rodillas en el suelo, lo toma del cabello tan fuerte, que a Sunoo se le abren los labios a punto de quejarse.    

—Gracias a tu estúpido proyecto, Choi me reprobó.

Sunoo traga saliva al sentir casi en la punta de su nariz la respiración intimidante de Lee, escucha su voz, en un siseo cruel cargado de burla. — Me debes una puta disculpa, así que empieza de una vez.

—Lo... Lo siento...                            

Un puñetazo en el costado izquierdo lo hacen doblar de dolor, pero el agarre de Lee en su cabello es más fuerte y lo regresa a su posición anterior, con apenas el aire suficiente en sus pulmones para seguir respirando. Le queman las costillas, le duelen las rodillas y el sentimiento de impotencia es tan fuerte que le nubla los ojos cerrados.    

—i Más fuerte, gusano! —Heeseung tiene un pie, de esas botas con casquillo, entre la columna y cadera del menor, presionando con fuerza hacia adentro.             

—Lo siento... Hyung... —Heeseung aprieta los labios, llevando su atención a otra cosa que no sean las lágrimas en sus ojos amenazando con salir y sólo causarle más problemas. —Lo siento, lo siento, lo siento...

Lee rueda los ojos, libera el agarre y empuja sin mucha fuerza con el pie hasta que Sunoo termina en el suelo. apenas sujeto por sus manos antes de golpear de lleno el encerado de los pasillos, las lágrimas mojando sus mejillas, goteando sobre el mosaico azul del suelo.

—Patético. —Lee sisea, sus manos dentro de la chaqueta de piel.— Vas a hacerme uno igual, Kim, y lo quiero listo el viernes ¿Te queda claro?

Sunoo asiente, desde el suelo. —Sí, hyung.

𝗿𝘂𝗱𝗲 𝗯𝗼𝘆 ▪︎ 𝙝𝙚𝙚𝙨𝙪𝙣Donde viven las historias. Descúbrelo ahora