Un vistazo al abismo

Una nueva grieta

Y su corazón se rompió un poco, una pequeñita grieta nueva, en una mar de otras muy viejas, y se recriminó, se recriminó por esa nueva grieta, porque era injustificada, porque ella sabía que su intención no era esa, porque él la amaba a ella y no tenia ojos para nadie más, pero aún así ella se sintió lastimada, y aún así por dentro lloró, pues no era sólo la foto, sino la canción y la acción.
Y se sintió mal, y se decepcionó un poco de si misma, porque ella era hermosa y tan diferente a su persona pero tan igual a él, A ese hombre que amaba con todo su ser, quien le había enseñado tantas cosas y con quien había tenido tantas nuevas experiencias.
Y entonces se dio cuenta que se estaba marchitando, que su color poco a poco se iba apagando, y la causa de eso era la foto, la foto con esa música tan privada de fondo, con esa música que ella le cantaba para gritarle que lo conocía, y que aún así lo quería, y que aún así lo amaba, y lo pensó poco y tomo la decisión, y nadie le dijo que no, y los pensamientos surgieron como una ráfaga de viento en invierno, y las voces corearon y apoyaron la decisión.
Debían dejar de sentir, ya no se podía permitir mas grietas, ya no.
Y fue la la cocina y tomo un cuchillo y las voces le dijeron como usarlo, como debia cortar para no morir de inmediato, como debia meter su mano y arrancar su corazón de un tajo y como sellar las heridas, como quedarse vacía.
Y les hizo caso, corto de forma certera y gentilmente extrajo su corazón con grietas, y unas lágrimas traicioneras cayeron por su rostro mientras lo hacía, y con sutileza coloco su corazón en el mesón y cerró sus heridas con calor, con fuego y hielo, como las voces le dijeron.
Luego vio su corazón en el mesón y las voces quedaron en silencio, viendo a través de sus ojos como latía, como se movía pero no moría, y lo apretó, con sus manos ensagrentadas lo tomo y apretó con rabia, pero no pudo continuar, no pudo ponerle fin a su corazón, así que lo guardo en el rincón olvidado de su cocina, en un recipiente de vidrio, donde pudiera vivir, pero sin que ella lo viera.
Y desde entonces las voces la guían, al igual que esa noche cuando extirpo su corazón, al igual que esa noche cuando lo recibió, y cuando durmieron en la misma cama y espero, espero que las voces se callaran, pero no lo hicieron, ellas le decían que debía acabar con ellos con fuego y hielo, como ellos acabaron con ella, pero ella las ignoró, era experta en eso, en ignorar las voces que había en su cabeza, las que le decían que era su culpa, que ella podía hacer mas que cualquiera, pero que no quería porque ella era "buena".