N.O.
-Eso fue increíble.- Exclamó Sherlock respirando rápido, alzando la mano para llamar a un taxi.
Su amigo lo miraba divertido, mientras se cubría más con su chaqueta- Creíble para ti, ¿tres asesinos y un cómplice en una noche? Es tu nuevo récord.
-Nuestro, John, nuestro récord. Sí que tienes que presumirlo allí en tu blog, toda la gente se volverá loca. Y más si se enteran que el señor Watson, alias "el soltero", hizo la mayoría del trabajo.
Sherlock permanecía serio, pero el rubio soltó una carcajada e inevitablemente el contrario también- Ser soltero también me hace ser altamente listo.
-Sí, claro- Bufó sarcástico-. Está comprobado científicamente que amar te hace más funcional.
El vehículo ya había parado enfrente de ellos, y el mayor fue el primero en subir a los asientos traseros- ¿Y quién ha dicho que no amo a alguien?
Sherlock subió al auto tras escucharlo y arregló su abrigo justo después de cerrar la puerta, achicó los ojos. Luego dirigió su vista al retrovisor divisando la frente del conductor- 221B de Baker Street.
-Por favor.- Agregó John, y al mostrar aquellos modales, Sherlock sonrió un poco más.
El conductor tiene al rededor de unos cuarenta y cinco años, no bebe ni fuma. Está felizmente casado. Sin hijos pero tiene un labrador de mascota. Para sus padres es una decepción; su hermano es abogado y su hermana es profesora de infantes y futura psicóloga infantil, en cambio él, sólo maneja un taxi y gana poco. Su esposa trabaja en una verdulería y cuando surge es bombera, pero ahí ni pagan, entonces sólo es que tiene buen corazón.
-¿Se llama Félix?- Preguntó Sherlock, apenas terminó con su narrativa mental.
El conductor antes de partir lo miró por encima de su hombro- ¿Cómo lo supo?- Frunció el ceño en confusión y molestia, pero Sherlock se resignó a responder y tan sólo sonrió de lado, añadiéndose un punto por exactitud.
John lo miró de mala forma y a Sherlock se le fue el rostro arrogante.
"Lo siento." El rizado movió la boca sin emitir sonido alguno. Pues su amigo fue el que le dijo que no tiene que hacer esas cosas y decirlas para que le suban el ego más de lo que John ya hace.
Lo quedó mirando unos segundos y desvió sus ojos a la ventana, el menor intentó deducirlo pero no hubo resultado seguro lastimosamente. Entonces le copió y observó superficialmente fuera del vehículo en movimiento.
-Entonces ¿qué vas a hacer al llegar?- Pregunta el rubio mientras que se acomodaba en el asiento de cuero.
-¿Por qué preguntas?- Como es habitual, John no se interesa en las cosas que haga Sherlock, si él no atenta contra su vida, todo está bien. Pero ahora parecía diferente, como si...
-Curiosidad.
-¿Acaso es que saldrás y no quieres dejarme solo?- Pareció una burla.
John rió incómodo y el contrario no sabía si lo estaba viendo o no- De hecho no tengo en mente dejarte.
El rizado no sabía qué responder, así que solamente calló. ¿Es idiota. Por qué me dice eso? Tiene que seguirme el juego.
Faltaban como quince minutos para por fin llegar, estaban lejisimos y ningún colega los aventó para que el taxi no les saliera tan costoso. Ese Gary parece que solamente tiene auto por decoración.
Pero antes de seguir quejándose del trabajo, divisó como la mano de su amigo se acercaba a él y se posó en su pierna. Más arriba de la rodilla y más abajo de su entrepierna, tan sólo un poco y eso era quizá lo peor.
Sentía como John quería provocarlo ¡en un taxi, en público! O quizá era que John quería ponerlo incómodo o quizá simplemente deseaba tocarlo. ¡Por dios!
Sherlock tragó saliva y quizo reclamar ante su tacto, pero al ver que John también lo miraba se le hizo imposible, también vio al conductor que no se dio cuenta. Si abría la boca los delataría.
El rubio subió unos pocos centímetros, creando una caricia que quedó en la mente del rizado. Comenzaba a tener calor en su rostro y pecho.
Él colocó su mano sobre la suya, y lo miró otra vez, con unos ojos suplicantes que rogaba que se detuviera ahora. Sin embargo, John frunció el ceño y no la quitó, provocando que el contrario se volviera loco y no sabía exactamente si era del buen sentido o del malo. Seguramente ya daba lo mismo.
Probablemente Sherlock se equivocó en sus cálculos porque llegaron antes de lo esperado, suerte. Él se bajó de inmediato mientras que John no tuvo más remedio que pagar. Se bajó igualmente del lado contrario y se acercó al hombre, subiéndose a la acera.
-¿Qué es lo que ocurre?- Pregunta ingenuo, cómo si en verdad no hubiera hecho lo que hizo.
-¿"Qué es lo que ocurre"?- Repite molesto- Dijiste hace unas semanas que lo nuestro tenía que quedar en secreto, y luego vienes y colocas una mano en mi pierna justo donde alguien nos podría ver.
Entraron y no se veía que la señora Hudson estuviera cerca, de lo contrario, hubiera venido a recibirlos.
-Ya no quiero mantenerlo escondido- Admite-. Pero parece que tú sí, estás molesto porque implanté pruebas de que no somos simplemente amigos.
Subieron por las escaleras y entraron ya a su piso- Yo también quiero que sepan los demás.
-¿Entonces qué pasa?- John de verdad necesitaba saber- ¿No te gustó que te haya tocado?
Bajó la mirada y tomó asiento en su sillón- Sí- Contestó con dificultad, temía que de alguna forma su respuesta colocará al rubio triste o hasta enojado-. Quiero ir lento, Jawn. Sé que has tenido muchas experiencias y quizá una caricia no es nada para ti. Pero yo... Es la primera vez, ¿entiendes?
John también se sentó y luego de segundos en silencio que bien parecieron décadas, habló- Entiendo. Tuve que saber que no estabas listo aún. Perdón, Sherlock. No quise hacerte sentir mal.
El menor se permitió sonreír de una forma no necesariamente alegre, fue básicamente una mezcla entre vergüenza y entendimiento obtenido. Se puso de pie y se acercó a su pareja. Apoyó su rodilla en lo acolchado y se inclinó hacia él. Puso sus labios contra los ajenos corta e inocentemente, y se separó con su rostro enrojecido- Te... te, te amo, John, te amo. Maldita sea, ¿por qué no puedo hablar sin trabarme?
John soltó una risa, se esforzó por no pasar sus manos por la cintura del contrario. Mirándolo desde abajo, aún sentado en el sillón contestó suave- Yo también te amo.
-¿Ves? A ti te salen las palabras como si nada.