Hijos de la luna.

El nuevo mundo

Vampiros. Seres provenientes de la oscuridad cuyo único alimento y forma de sustento es la sangre de animales y humanos, estas creaturas son parte del folklor de muchos países y son el interés de muchos amantes de lo sobrenatural, o en este caso, mera curiosidad por descubrir la verdad tras diversos casos de desapariciones y asesinatos presentes a lo largo de la historia de Glasglow, Escocia y que debido a las leyendas de la región se les atribuyen a la existencia de vampiros en las zonas boscosas de la ciudad.

Dichas leyendas llevaron a Aria D'amico, una chica italiana de 23 años, estudiante de historia en una de las universidades más reconocidas de la ciudad y con trabajo de medio tiempo en el Museo Nacional de Arte Renacentista, a interesarse aún más en la historia de Glasglow y a querer resolver aquel misterio que por muchos años a estado latente en las pintorescas calles del lugar.

Sin descuidar sus labores en el museo y sus estudios, comenzó una ardua investigación de las leyendas del país y los registros históricos del mismo, busco a los residentes que tenían viviendo más tiempo en el lugar para que le contaran un poco más sobre el folclor escoces, pues estaba consiente de que no hay nadie mejor que relate los mitos de un país como su propia gente.

Después de dos semanas recabando información, se topo con un blog en internet llamado "Escritos de cafe", redactado por alguien que solamente se refería a si mismo como Damian, este blog contenía un apartado en el cual se recopilaban algunos textos relacionados con lo que Aria estaba buscando; intrigada por conocer más de la información que poseía la persona detrás del blog decidió comunicarse con ella usando el correo electrónico que aparecía en los datos de contacto colocados en la pagina principal del sitio.

Un correo, una respuesta. Así fue como comenzó la interacción con aquella persona, al principio fue un ligero intercambio de información mutua, uno preguntaba, el otro respondía y viceversa. El interés por la investigación ajena empezó a crecer entre ambos por lo que después de una semana intercambiando información optaron por verse en persona y conocerse de una vez, no solamente para intercambiar de forma más personal sus investigaciones sino también para interactuar frente a frente con alguien que compartía su misma curiosidad.

La cita fue en un sitio conocido por ambos y que era concurrido por un considerable número de personas, esto para garantizar la seguridad y comodidad de ambos. Una cafetería, la pequeña y concurrida cafetería "Cofaidh", quedaron verse ahí el viernes a las tres de la tarde. Para que el reconocerse fuera más sencillo, cada uno describió la manera en la manera en la que irían vestidos unas horas antes de encontrarse. La primera en indicar su vestimenta para la reunión fue la pequeña Aria.

Aria: Hola, espero que te encuentres bien, llevo un short y una playera estampada con las obras de Van Gogh , espero verte pronto.

Luego de unos escasos minutos de espera llegó la respuesta al primer correo por parte del autor del blog.

Damian: Buenas tardes, lo mismo espero, para nuestro encuentro estaré usando un suéter negro y un pantalón de vestir color gris, estoy ansioso por encontrarnos.

El tiempo transcurrió con normalidad y cuando menos se lo esperaban ya era hora de verse así que Aria, la joven de cabellos castaños y un poco ondulados, se apresuro a llegar a la cafetería de fachada hogareña y algo desgastada por el paso de los años, entró y se dirigió a una de las mesas destinada a dos comensales que se encontraba cerca de la ventana con marcos verde oscuro, se sentó y mientras miraba a la gente pasar por enfrente del local espero pacientemente la llegada del escritor.

Un minuto, cinco minutos, diez minutos y aquella persona no daba indicios de llegar, la chica buscaba con la mirada que la ropa de alguna de las personas que pasaban por enfrente de la cafetería cumpliera con la descripción que le habían dado, pero lamentablemente ninguna coincidía, esto le desanimo un poco aunque no desistió de la idea de conocerlo así que decidió esperar unos minutos más. Apoyo el codo de su mano izquierda en la mesa mientras que con su mano derecha sostuvo el meno y se dedico a mirarlo para decidir que ordenar en lo que esperaba.