La Noche

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México estaba recargado contra su auto fumando un cigarro, casi nunca lo hacía pero algo dentro de el quería fumar uno justo en ese momento, estaba alcoholizado, su mente no iba tan bien, y antes de quedar completamente fuera de si, decidió salir de la casa donde la gente estaba borracha y bailando, perteneciente a Perú.

Uno de sus amigos de la infancia, al cuál le tenía mucho cariño.

—Oye.. ¿Que haces afuera? ¡Ven a tomar conmigo!.— habló Perú desde la entrada de la propiedad haciendo puchero. Desde lejos se notaba que estaba medio borracho. —¿Te aburriste?.

—No, solo que quería tomar un respiro. — miró atentamente como el peruano se acercaba hasta el y se ponía a su lado con una sonrisa que nunca había visto. —uhg, no sonrías así, que miedo.

—Jajaja, de acuerdo lo siento. Colombia dijo que quería bailar contigo, ¿Entramos y bailas?. — Perú observó como México hacia una mueca y abría una puerta del asiento trasero sentándose en este, cerrando los ojos mientras daba un suspiro. — Vamoooosss.

Perú se puso delante de él jalando a México de un brazo. México se resistió, al final Perú lo dejo de jalar mirando con reproche a su amigo de la infancia, el cual ahora se recostó en el asiento trasero.

—solo vamos... — Perú miro el rostro tranquilo del mexicano, automáticamente su mirada fue bajando, observando el cuello del chico, su pecho y gracias a la camisa alborotada pudo ver parte de su abdomen, ¿Por qué México se le estaba haciendo tan apetecible justo en ese momento? tal vez si, era el alcohol, pero mierda, que bien se miraba.

Lentamente se puso a horcajadas sobre él, dejándo una de sus manos en el abdomen ajeno. México lo miró entre sorprendido y confuso, mientras Perú sonreía de manera traviesa.

—¿Que pendejada estás haciendo? Quítate morro. — se iba a levantar pero el menor no lo dejó, sintió como la mano del peruano se adentraba en su camiseta blanca y acariciaba la piel de su abdomen dándole una sensación de cosquillas. —basta Perú, estás borracho...

— Estoy lo suficientemente consiente para saber lo que hago.

—Mentiroso.. que mi-!. — México sintió la mano ajena apretar su miembro por encima de las prendas que cubrían este. Perú realmente no estaba en si.

—Quiero hacerlo.. contigo.— soltó sin más, mirando directamente a México a los ojos, este realmente no sabía que decir, menos cuando se trataba de él.

Perú se acercó al rostro del tricolor, haciendo sus respiraciones chocar, México estaba preocupado e impaciente. Ambos chicos se acercaron uniendo sus labios, para después separarse y verse las caras; sus bocas se juntaron nuevamente de manera automática.

El menor metió su lengua dentro de la boca ajena, haciendo que México se exaltara un poco, pero siguieron, una guerra de besos había comenzado.

¿Por qué México besa tan bien?

Pensó el peruano al separarse para tomar aire, escuchó las leves risitas que soltó México, haciéndolo sonreír curioso. El menor apretó las caderas del chico debajo suyo mientras comenzaba a besar su cuello, planeaba seguir, pero México lo interrumpió.

—¿No crees que es un poco feo hacer estás cosas en mi auto y con la puerta abierta? Podría venir cualquiera..— mierda, ¿Cómo no lo había pensado Perú antes?, Dejo un beso en su mandíbula y se quitó de encima, saliendo, y dejando que México también lo hiciera.

México sintió los brazos del menor rodear su cintura, lo había abrazado por la espalda.

—México.., vamos a mi pieza.— pidió haciendo puchero. México lo miró, vaya que realmente Perú quería tener sexo con el.

La Noche  || Konekii ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora