-te nesecito - dije para mi misma, las lágrimas dejan marcas en mis sábanas, el frío hacia que mi piel se erizara y ahí supe que había llegado a la agonía, el punto más fuerte de la desesperación y el sufrimiento.
Me sentía tan vacía que si en este momento estuviera con mil personas seguiría totalmente sola, agarre apenas con mis dos manos la punta de la sábana metiendola a mi boca y soltar un grito de desesperación, apreté mi cara fuertemente contra la almohada cuando la puerta se abrió, era un clima frío y de mucha tensión.
-¿estas bien?-dijo tan lentamente que sentí que pasaron años y con una voz demasiado profunda - aparte la almohada de mi cara dejandome ver su sombra
- te extraño- dije en un completo susurro.