Mistletoe - k.s.j & k.t.h [OS Especial Navidad]

~Mistletoe~

🎄

Sentado en su escritorio, Kim Seokjin bostezaba, sin siquiera cubrirse la boca, aprovechando la soledad que le brindaba su oficina. No había tenido mucho movimiento esa mañana, y la veterinaria Happiness, se encontraba desolada.

—¿Toc, toc? Woah... va a tragarse una mosca así —Jung Hoseok, el practicante que llevaba trabajando con él hace dos meses, entró de improviso. —Hyung... —contuvo la risa, por su pequeña broma. —Llegó esto para usted.

—¿Qué es? —Seokjin pasó una mano por su rostro, desperezándose, y cogiendo el sobre sellado que el chico le tendía con su mano. Lo inspeccionó por ambos lados, reconociendo el nombre de su vieja escuela en el remitente, además de la insignia de la institución.

—Parece importante —se encogió de hombros, volviendo a retirarse.

Nuevamente solo, Seokjin rasgó una orilla del papel y sacó del interior una tarjeta en opalina lisa, con florituras doradas y una letra estilizada, que destacaba por sus curvas y trazos tan precisos y elegantes.

—Estimado Señor Kim Seokjin... —leyó a media voz. —Tenemos el agrado de comunicarle que está usted cordialmente invitado a una reunión de ex alumnos, generación 2011; a realizarse en las dependencias de nuestra casa de estudios, el día sábado 18, del presente mes, acompañados del ambiente navideño y festivo de fin de año... —balbuceó, paseando sus ojos por la hoja rápidamente. —Esperando que pueda compartir con nosotros este importante reencuentro, que conmemora diez años de su graduación, se despide... Oh Seunho, director —finalizó, torciendo el gesto y recostándose en su silla, analizando la invitación con los recuerdos naciendo en su memoria. —Una junta de ex alumnos... Qué pérdida de tiempo —negó con la cabeza, dejando el papel junto al sobre, en el escritorio, suspirando.

A la distancia, la campanilla de la puerta principal sonó. Escuchó la alegre voz de Hoseok recibiendo al recién llegado, y Seokjin supo que debía prepararse para el primer paciente del día.

Por la noche, vistiendo una gran sudadera y un pantalón cómodo, se sentó en su cama, con la laptop sobre el edredón y un chocolate caliente en sus manos. Aquella invitación repentina, lo mantuvo pensando en sus tiempos de escuela, remontándolo diez años en el pasado, en donde tenía grandes amigos con los que prometió estar toda la vida, y a quienes dejó de ver un par de meses después de graduarse, perdiendo totalmente el contacto. Todas las travesuras y divertidas anécdotas, quedaron selladas en los salones de clases, junto a esta etapa de juventud. Ya con 28 años, no quedaba ni la sombra del extrovertido y espontáneo chico que solía ser.

Sus dedos ansiosos teclearon en la computadora portátil, ingresando a la pagina web de su antigua escuela. Cliqueó en el año correspondiente, y se deslizó hasta hallar los álbumes de fotos. Una imperceptible sonrisa tiró de la esquina de su boca, al ser él, el primero en aparecer, vistiendo una peluca verde con coletas y la falda de alguna de sus compañeras, para una osada actividad que le dio la victoria a su curso, en la competencia del nivel, para el aniversario de la escuela. Pasó un par de imágenes más, sorprendido de verse en la mayoría de éstas, riendo o haciendo cosas extrañas. Recordaba haber sido algo alocado en aquel entonces, pero su memoria lo traicionó, haciéndole creer que no era para tanto.

De repente, sus ojos se petrificaron en la imagen de la pantalla. Sus dedos se congelaron sobre las teclas y todo el aire de sus pulmones, salió en una exhalación.

—Dios... —aun, cuando creía que su tiempo de adolescente se encontraba perdido en lo más profundo de su ser, aparecía él a remecerlo por completo. No todo estaba en la nebulosa del olvido, porque él se conservó en un recuerdo bloqueado, jamás superado.