Navidad en trineo/ Yeiketale especial.

Navidad en trineo.

 Era un invierno nevado en todos los AUs. Como era de costumbre en estas fechas, se calmaban las peleas y nuestro querido destructor no hacía cumbir el caos. Esto dejando con cierto júbilo al protector de universos, pues no tendría que lidiar con su enemigo (ahora medio amante se decía).

Mientras las familias se reunían, un enano vigilante de chaqueta extravagante se alistaba para salir de su infinito (pero oscuro) lugar de confort. Vestía un lindo gorrito navideño con estampados de galletas y una pomposa punta, acompañado de unas botas de punta y su chaqueta puesta encima de su traje verde de elfo navideño.

-Definitivamente hoy es mi día- Sonriente espetó radiante al verse al espejo -y creo que cierto Sr. Colgate estará feliz de verme.

 Luego de lo dicho prosiguió a salir por un gran portal dorado hecho de un solo chasquido. Entró y con eso llegó a su destino, Mysteriumtale (antes conocido como "Ghostlytale").

 Paseó por el nevado Snowdin para llegar  a una casa muy conocida para él. Tocó con alegría y gran energía haciendo una pequeña melodía agradable. A eso, se abrió la puerta rápidamente, dejando ver a su mejor amigo: Un esqueleto con fisuras por la cara e iris de colores algo repetidos (Rosa, verde y morado).

 Este esqueleto andaba con una vaga pinta propia de él. Una bata morada llevaba junto a sus pantuflas mañaneras y, en sus cuencas grandes, ojeras. Se notaba su gran cansancio a leguas.

- ¿We?- Preguntó entre cerrando sus cuencas, intentando visualizar al contrario mientras lo nombraba con un tono agotado.

- El mismo, we- Paró unos momentos a verlo y luego siguió hablando.- Y puedo notar que no has dormido bien estos días, pero debo anunciarte que...

- No, por favor.

- ¡vengo a llevarte a un asombroso viaje con tu mejor amigo! -Alzó sus brazos, agitándolos con ternura y emoción.

 Suspiró el dos centímetros más alto- ¿A dónde?

- Al polo norte, obvio. -Guiñó una cuenca el más bajo.

- We, ya te dije que Papá Noel no existe -Se pellizcó la punta de la entrada nasal con confusión.

- Te dije que te mostraría que sí, así creerás y tendrás al menos algo de fe en lo bueno, que te hace falta -Lo último lo murmuró muy bajo, era casi inentendible. Y luego de esto agarró su mano, para después cargarlo en su espalda  a modo de caballito.

- Oh, no - Dramático exclamó para después, sin ganas, aferrarse bien al hiperactivo.

 Este último nombrado se sacó las botas y, de un toque al piso, se fue tan rápido que aparecieron en el norte como si nada. Hacía tanto frío que el de luna en pómulo tuvo que traerle tres chaquetas de pelo a su amigo.

 Luego de que este se las colocara, los dos vieron un enorme cartel.

- Te lo dije, no hay nada- Dijo el recién abrigado para después bajar de la espalda del enano.

-We... mira arriba -Espetó el más enano mientras sus iris brillaban por el asombro.

- ¿Cómo?- Este hizo caso y abrió como platos sus cuencas- Santa Virgen María...

 Había una acogedora cabaña de madera y, tras de esta una extensa ciudad llena de luces, que permanecía un gran pino en el medio. !)=?^ comenzó a correr mientras reía de la emoción hacia dicho lugar, el cual fue seguido por el adicto a la pasta de dientes.

 Al llegar frente a la cabaña con nervios tocó uno de los dos, con mala suerte de que nadie contestó, haciendo extrañar al vigilante de gran manera. Este tocó por segunda vez, pero nada, nadie abría y eso hizo hablar al de fisuras.