Capítulo tres: thicker than blood.

3K 386 612
                                    


LuHan no era la mejor persona del mundo, tampoco se diría a sí mismo malvado. Solo era un espíritu libre, a los dieciséis años decidió que la vida en su pequeño pueblito no era lo que quería así que simplemente tomó sus cosas y se marchó para no volver.

Las Coreas fue su último destino, luego de un viaje de cientos de kilómetros, recorriendo el mar y las montañas. Sin duda lo que más amaba en el mundo era viajar y su trabajo se lo permitía, uno de sus viejos amantes se lo enseñó y ciertamente se enamoró de esa vida.

Dejó a ese novio, pero siguió siendo un caza recompensas que viajaba entre los dos países en busca de encontrar aquellos bribones que pretendían evadir la justicia. Le pagaban bien y le permitía vivir sobre ruedas, aquello era todo lo que le gustaba.

Justo a su lindo caballo pepino y su carreta podía desplazarse días casi sin parar. En uno de esos descansos, después de una misión en la Nueva Corea y en medio de otra en la vieja nación se encontró con un escenario dantesco, explosiones por doquier y cuerpos por todos lados. Como el personaje curioso que era se quedó a mirar, rezando algunas plegarias por las almas de aquellos infortunados.

Cuando en medio de eso vio por medio de su catalejo como un pelotón abandonado a un soldado que a penas si respiraba y el que se veía ensangrentado, iba a dejarlo ahí, pero su curiosidad insana pudo más. Agradecía haberlo hecho, fue ahí que encontró un hombre sucio y mal herido, pero un presentimiento le hizo ayudarlo, algo tenía ese hombre que el resto no.

Supo que era al limpiar su rostro y encontrarse con una belleza pocas veces antes vista, de piel bronceada y ojos enormes enmarcados en suaves cejas, una boca llena pero desprovista de color, los terrores de la guerra y el hambre no habían acabado con su belleza.

Siempre bromeaban con ChanYeol de que si no fuera por su hermosura hubiera terminado muerto en ese sucio campo. Eso hace cinco años atrás.

Cuando ChanYeol se hubo recuperado por completo o al menos lo suficiente para andar largos tramos sin sentirse morir regresaron a las barracas abandonadas. Sorprendentemente se veían casi intactas, en su cajón de pertenecías ChanYeol sacó unos sobres y fotografías que resguardaba celosamente. Debía estar relacionado con aquel collar de oro que siempre usaba porque cada vez que miraba las fotografías de aquel hombre y ese niño tocaba inconscientemente su cadena.

Su alma curiosa le pedía preguntar, pero su decencia humana se lo impedía, parecía que a ChanYeol aquello le dolía demasiado.

ChanYeol había aprendido a lidiar con LuHan, no era cosa sencilla ciertamente. Aquel hombrecillo tenía una personalidad única y un descaro aún peor, pero era tan encantador que resultaba adorable, siempre pensaba que, si su corazón no estuviera tan comprometido con aquel hombre que había acabado con él, habrían terminado siendo pareja.

Pero se conocían tanto que resultaría incomodo. Al viajar tantas horas juntos era obvio que existiría cierta intimidad, pero LuHan sobrepasaba los limites, la primera vez que lo vio completamente desnudo fue en una calurosa tarde de verano al lado de un río.

LuHan de la nada comenzó a desvestirse y lo instó a hacer lo mismo. —¿Qué? ¿Pretendes lavar la ropa contigo puesta?

Su amigo tenía un cuerpo tierno, pequeños pechos turgentes y un trasero de pompas de jabón, era lindo, con largas piernas y extremidades esbeltas. Pero su corazón no se aceleraba como con solo ver el esbozo del escote de BaekHyun, por eso no temió en quitarse la ropa y en la misma forma que su amigo lo hizo, se desnudó pieza por pieza.

Cuando ambos quedaron desnudos en vez de la excitación esperada solo quedaron viéndose incomodos, hasta que pepino, el fiel caballo de LuHan relinchó como con burla, logrando que explotaran en risas y comenzaran a lanzarse agua, olvidando su ropa a la orilla de aquel río.

Amor Fati (ChanBaek)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora