AVERNO

Capítulo 1.

Ajusto mi abrigo en cuanto la brisa fría tiene contacto con mi piel. No creí que fuera necesario salir a altas horas de la noche en las calles de Londres, pero no me ha quedado otra opción. Cuando recibí la llamada de Oliver, oyendose agitado y con angustia, supe de inmediato que algo andaba mal.

Cruzo el pequeño camino de piedras que me guía a su casa y lo veo, parado y observando a ambos lados de la calle como si temiera que alguien salga de la oscuridad a atacarlo. Su cabello rubio brilla bajo la iluminación del farol al lado de su casa y voltea a verme cuando me acerco lo suficiente.

—Eleanor, por fin estás aquí —dice en un suspiro para luego envolverme en un cálido abrazo.

Siento un pequeño cosquilleo en mi estómago que me obliga a separarme.

<<No es momento para sentimientos involuntarios>>

—En cuanto oí el temor en tu voz no dude en venir de inmediato, cuéntame que ha sucedido —pido frotando mis manos enguantadas.

Lo observo dudar y me permito apreciar su rostro. Oliver tiene ese encanto que genera ternura cuando lo observas hacer muecas.

—Fui al bosque hace media hora —empieza tronandose los dedos—, cuando estaba adentrándome en el, a lo lejos... observe unas sombras, como de personas —tiembla—, una de ellas estaba en un árbol, escalandolo, y cuando decidí acercarme para indagar, ojos rojos aparecieron en la oscuridad, como si alguien estuviera escondido en ella, me miraban, daban mucho miedo y oí voces de mujeres, era un tono dulce, estaban llamándome y por poco obedezco el llamado pero salí corriendo enseguida. Tuve y tengo mucho miedo, Eleanor.

Arrugo las cejas. ¿Sombras? ¿Ojos rojos? Me aclaro la garganta incómoda. Podría decirle que tal vez fue una ilusión o que solo se lo imaginó, pero yo más que nadie se lo que las sombras de ese estilo significan.

—¿Qué hacías en el bosque a media noche?

Él me mira con una ceja enarcada.

—¿Es enserio? ¿Sólo me vas a preguntar eso? ¿Ni un "cómo estás"? —reclama ofendido.

Me cruzo de brazos al notar que evade la pregunta.

—¿Qué hacías en el bosque a media noche, Oliver? —recalco la pregunta.

—Fui a... —se calla bajando la mirada a mis pies.

—¿Fuiste a...?

—¿Qué es eso? —bajo la mirada a donde señala.

—¿Niebla?

La neblina se toma toda la carretera y los árboles se empiezan a mover con el fuerte soplido del viento. El ambiente cambia drásticamente a uno sombrío.

—Eleanor...

Vuelvo mi mirada a Oliver y este tiene cara de horror.

—¿Qué está pasando?