𝘔𝘶é𝘳𝘥𝘢𝘨𝘰 •ʝσσҡყµɳ•

Única parte

Changkyun y Jooheon estaban regresando al dormitorio después de haber salido a comprar unos víveres en la tiendita de la esquina. Era viernes, la noche en la que todos se reunían a ver películas en la sala, y se percataron que no tenían dulces ni comida chatarra para comer durante la película.

Decidieron enviar a alguien usando el juego de piedra, papel y tijera ya que nadie quería ir, hacia frio y estaba nevando, los aires de navidad haciéndose sentir. Changkyun fue el perdedor y se suponía que tenía que ir solo, pero Jooheon se preocupó, debido a que era bastante tarde y no quería que algo le pasara al menor del grupo. A pesar de que Changkyun insistió de que no era necesario, Jooheon le acompañó hasta la tiendita y cargo todas las bolsas al salir, ignorando las protestas de Changkyun para ayudarle.

—Te dije que yo puedo, no pesa nada —Jooheon movió las bolsas lejos del alcance de Changkyun, quien seguía tratando de ayudarle—. Mejor saca una bolsita de dulces para comerla en el camino, hay que aprovechar mientras podamos.

—Está bien, pero si nos regañan diré que fuiste tú.

Changkyun metió la mano en una de las bolsas que cargaba Jooheon y sacó una bolsa de chocolates con crema de avellana adentro; los favoritos de Kihyun. Abrió la bolsita y hecho unos cuantos en su mano, para luego colocarlos en la boca de Jooheon, quien los recibió gustosamente.

—Kihyun nos matará —murmuró Jooheon con la boca llena.

—Es nuestra venganza por enviarnos a comprar comida en medio de la noche —le dijo el menor con una sonrisa malvada, para luego meterse más chocolates en la boca.

Siguieron el camino hacia al dormitorio, tomando una ruta diferente a la que usaron para ir a la tiendita, solo para tener más tiempo para comer los dulces sin ser atrapados por los demás miembros.

Mientras caminaban pasaron por debajo de un enorme árbol que resaltaba en la acera de la solitaria vía, el verdor de sus hojas casi no se notaba con la toda la nieve que lo cubría. Lucia realmente hermoso bajo la luz del farol que iluminaba la calle.

De repente Changkyun sintió algo rozar su cabeza, lo que le hizo mirar hacia arriba, encontrándose con un pequeño muérdago que estaba colgado de la rama del árbol por una soga. Su mano se movió por si sola y acaricio el muérdago con sus dedos, observándolo con curiosidad.

Sin darse cuenta los pies del menor habían parado de moverse, y no fue hasta unos segundos después que Jooheon se percató que Changkyun no estaba a su lado. El mayor se devolvió en sus pasos, dispuesto a regañar a Changkyun por quedarse atrás. Muchas veces el pequeño terminaba perdiéndose cuando iban a centros comerciales o en premiaciones por estarse distrayendo con cualquier cosa, algo que no era nuevo para ninguno de los miembros del grupo, debido a que el más pequeño siempre ha tenido una mente curiosa y a veces demasiado distraída.

—Changkyunnie, ¿qué te he dicho de quedarte atrás?

Changkyun dio un pequeño salto al escuchar la voz de Jooheon en su oído. Soltó el muérdago, dejando la planta colgar entre los dos.

—Perdón, hyung.

—Con que esto te distrajo... —Jooheon sonrió al ver la plantita colgante—. Quien la colgó aquí fue un genio, ¿no crees? Seguro lo usa como excusa para ligar en la calle con extraños. Sería algo muy romántico si ocurre con la persona indicada. ¿Te imaginas?

Changkyun observó el muérdago y luego dirigió su mirada a Jooheon, analizando sus palabras.

—¿Hyung tú... tú lo has hecho antes? —preguntó tímidamente.

—¿Qué?

—Besar a alguien bajo un muérdago.

Jooheon negó con la cabeza.