𝟭, 𝟮, 𝟯 | 𝗛. 𝗥𝗲𝗻𝗷𝘂𝗻

the prologue

1, 2, 3

Esos zapatos que tanto me gustan resuenan en la habitación con cada paso que das.

Nada más puedo perderme en tus ojos, es como si hubiese perdido el sentido de la vista.

Caminas hacia mí en esta escena donde el tiempo se detiene y como si fuera una mentira, me da la sensación de que mi corazón deja de latir.

Te acercas cada vez más y me congelo en el trono que no me pertenece, al igual que tu corazón.

Te arrodillas y besas el dorso de mi mano, seguido de un dulce susurro en mi oído derecho.

Te miro por el rabillo del ojo y me pregunto si esto es un sueño, después atacas mis labios con los tuyos y me despiertas de ese hechizo que me has lanzado.

—¡Sabes que a mi me gusta por su personalidad!

—No hace falta que mientas, sabes que ni siquiera lo amas, y la realidad es que te gusta nada más y nada menos por su dinero. Lo único que quieres es que te compre un par de tacones Louis Vuitton y unos bolsos Gucci. No vivo en el siglo XV, querida. —Suspiré mientras miraba a la ventana para luego peinar mi cabello con mi mano izquierda.

—Lo único que quieres es robarme a mi novio, eres una celosa y envidiosa de primera. —Exclamó entre dientes tratando de ignorar la verdad.

—¿Y si te digo que en parte tienes razón? Sí, me gusta tu novio. ¿A quién no le puede atraer tremenda belleza? Pero lo que pasa —me acerqué a ella como un cazador observando a su presa— es que lo tuyo no es sano. Estás utilizando al pobre chico como si fuese un juguete. ¿Te has parado a pensar lo agotador que es eso? TÚ eres la narcisista egocéntrica que no confia ni en su propia hermana porque "le quiere robar el novio" cuando aquí, la señorita dice y hace lo que le place y esclaviza al novio. ¿Lo ves normal? —Me alejé de ella hasta llegar a la puerta.— Por cierto, ese noviecillo tuyo besa bastante bien. Nunca imaginé que sus labios fuesen tan dulces —guiñé mi ojo derecho.

Sus ojos se abrieron al máximo y se acercó furiosa hacia mí. ¿En serio piensa que ella es la única que puede aprovecharse de los demás tan facilmente? Vamos, compartimos sangre.

—No te quiero ver cerca de mi novio, te voy a denunciar y poner una demanda. Haré que todos te odien y me convertiré en tu peor pesadilla.

—¿Sabes? Tu novio no me dijo eso anoche. Si no me equivoco, sus palabras fueron más así: "ah, te sientes tan bien, lindura" —salí de la habitación para dirigirme al jardín.

Nunca he amado a nadie más que a ti.

Pero tú solo quieres fama.

¿Tanto la anhelas?

Pues yo te daré fama.