Irina
Aún cabalgando por el bosque con su objetivo delante, tiene la imagen de ese pecho cubierto de sangre. De su pecho cubierto de sangre. De él sentado en la cama. Un segundo atrás le está deseando una buenas noches, y al siguiente una flecha le atraviesa el diafragma.
Las ramas de los árboles le están haciendo cortes por la piel descubierta, pero aun así no se para. El frío tampoco le afecta. Lo tiene delante. Unos metros más y lo alcanza.
Escucha a los caballos que los siguen a lo lejos, y como la llaman a gritos, pero no va a parar.
Sea quien sea, no es alguien muy profesional. Después de lanzar la flecha desde el alfeizar de la ventana, se deslizó por el tejado sabiendo que caería sobre unos arbustos sin hacerse daño, pero su plan de huida no contaba con el acceso directo de la habitación a esos arbustos. Donde seguramente él había dejado su caballo para irse.
Así lo confirmó Irina cuando llegó al exterior antes que él.
Lo esperó junto al caballo de montura desgastada, sin ningún arma, en camisón, siendo sus emociones su única amenaza. Cuando el asesino surgió del jardín y se la encontró, salió huyendo a los establos, y robó uno de los caballos de allí.
Pero ella no lo había dejado escapar. Corriendo, lo siguió hasta montarse en otro caballo e ir pisándole los talones por el sendero del bosque.
El barullo del establo había alertado a los guardias, y por eso los seguían, pero no tan de cerca como ella. Por eso no podía pararse
Irina intentó gritar lo que había pasado, que el cadáver de su esposo estaba en su habitación, que el asesino estaba huyendo, pero las palabras no le salían. Solo llantos y sollozos cada vez que revivía en su cabeza lo que había perdido esta noche.
Ella conoce el camino que está tomando el asesino, y también sabe que la noche anterior hubo una tormenta que tiró un árbol. Su tronco impide el paso más adelante. Si tiene suerte y él no conoce tan bien estas tierras, no contará con esa información.
Así que Irina acelera el paso todo lo que puede. Le duelen los muslos, las caderas y el trasero del trote, pero por lo menos consigue que el asesino vaya más deprisa. Tanto que ella ya no necesita meterle presión para que cuando se encuentre con el árbol, no le dé tiempo a frenar y se estrelle.
Ella para justo antes de la curva del camino. Derrapa tanto que por poco sale disparada hacia la izquierda. Se muerde el labio hasta que le duele la boca al sentir la sacudida. No es muy experta cabalgando.
Mientras las lágrimas por la pérdida que cubren su rostro se están mezclando con las de dolor físico, escucha más adelante al otro caballo rebuznar y después un fuerte impacto.
Se baja de un salto y las piernas le fallan, cayendo de rodillas. Se arrastra a gatas por las hojas secas y húmedas hasta que consigue ponerse medianamente en pie.
El caballo marrón está en el suelo y tiene las patas delanteras como ramas partidas. Sus sonidos de agonía la detienen por un momento. No tiene como sacrificar al pobre animal. Y el asesino tampoco está. Eso la despierta y corre hasta asomarse detrás del tronco caído.
Y ahí está.
Ha salido disparado al otro lado. Su arco y flechas han caído a su espalda.
Ella no sabe disparar.
Salta el enorme tronco cubierto musgo, que le llega hasta la cintura, y termina en el otro lado. Él está boca abajo. No tendrá más de treinta años. Pelo castaño y tez blanca. Ropa común para el exterior. Ninguna armadura o sello.
Irina coge una flecha del suelo y la clava con sus propias manos en el cráneo del hombre.
Su mente está en blanco. O directamente no se le pasa nada por la mente.
No sabe cuánto tiempo pasa hasta que la encuentran, o cuando ha aceptado ser llevada de vuelta sobre otro caballo. Mientras la lavan en una bañera, sigue sin ser del todo consciente de dónde está. Escucha que le hablan, pero desde muy lejos.
Esa noche acaba en una cama nueva, sola, y con sábanas limpias.
Su último pensamiento antes de cerrar los ojos son dos certezas;
Ha matado a un hombre.
Y han matado al rey.
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Conveniencie
RomanceTras ganarse el repentino afecto del reino después de los sucesos de una fatídica noche, Irina se ve en la posición de poder tomar el control de todo y convertirse en la próxima reina. El rey ha muerto, y su único hijo, William, regresa a palacio a...