ven aquí, y ámame ★ yoonseok.

Epílogo.

—¿Estás listo?

La voz del alfa suena a sus espaldas. Es gruesa y siente su olor intensificarse con cada segundo que pasa. Hoseok tiembla con sólo oírlo. Voltea a verle y está sin camiseta, con el torso marcado al aire.

—Y-Yo... —Yoongi alza una ceja, totalmente impaciente—. Sí-sí, está bien.

Con los ojos vidriosos, el más alto se le acerca y los latidos de Hoseok se aceleran. Le quita la camiseta con mucho cuidado, besando su hombro desnudo.

—Tienes que estar seguro.

—Lo estoy —aclara con voz quebrada.

—Puedo hacerlo sólo si no estás seguro.

—Te dije que sí.

Rondando los ojos, el alfa lo recuesta en la pequeña cama de su habitación. Hoseok gime al sentir el calor del más alto cubrirle, se siente seguro ahora.

—Yoongi —chilla al momento de que el nombrado pasa sus labios por su estómago plano.

Los besos que el azabache le da por todo el cuerpo, hace que se pierda, fijándose únicamente en lo bien que se siente.

—Y-yoongi —vuelve a decir su nombre, en un gemido ahogado.

Yoongi ha comenzado a prepararlo con los dedos, evitando gemir cuando toca la húmeda entrada del omega. Muerde su cuello suavemente, tratando de no romper la piel, por más que quiere.

—¿Listo?

Hoseok asiente.

—¿Seguro?

Traga saliva, pero vuelve a asentir.

Yoongi sisea, entrando en Hoseok, y él solo quiere gritar de lo tan bien que se siente. El omega sólo abre los labios en grande, nada saliendo de ellos.

Seokjin seca las lágrimas de su castaño amigo, sonriendo triste.

—Tienes que decirle, Hoseok.

El omega niega, repetidas veces.

—Me da miedo.

—No debería. Es su hijo. Es un alfa, Hoseok, no sabes como se va a poner cuando se entere de que no le dijiste.

—Pero-

—Mira, ahí está él —apunta con la cabeza, hacia donde el pelinegro estaba con su propio alfa—. Tú dile, y si él no te quiere escuchar, entonces ese ya es problema de él.

—Seokjin, no-

—Ve, Hoseok —le empuja, tirándole un beso a Namjoon.

El alfa pelinegro camina con una sonrisa hacia su omega, viendo a Hoseok pasar a su lado.