Capítulo Once

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 El hospital lucia exactamente como la misma mañana que se presentó a confirmar su embarazo y ahora venía a la examinación de las doce semanas, y en su caso, trece semanas. Mientras esperaba a que su nombre fuera llamado se tomó el tiempo de observar a los internos y estudiantes de medicina pasear junto a los profesionales de vasta experiencia, no vio a su alfa por los alrededores y deseaba que alcanzará a acompañarlo este día importante. Pasándole por la mente a su señora madre y el silencio que ha mantenido desde que se fue de casa, lo suponía, nunca haría nada por él y menos rogarle a regresar pues es tan orgullosa que no le pediría disculpas por lo que dijo y le hirió. Apoyándose en la pared y suspirar y ver a las personas entrar y salir de las puertas de cristal borroso con vientres de distintos tamaños junto a sus parejas. No obstante, percibió el aroma de su destinado y por su rabillo le vio caminar hacia él con su delantal blanco y su conjunto azul y la credencial colgando en su cuello, sonrió de que haya cumplido con su palabra y asistiera a la primera ecografía visible de su bebé.

—¿Aun no te llaman, no?—besándole la sien y saludarlo rápidamente—. Creí que había llegado tarde—cerciorándose de la hora en su reloj de pulsera.

—Hajime Kokonoi—nombró la enfermera. Y la pareja entró por el pasillo y luego a la consulta del médico.

—Oh. Así que eres de la facultad de medicina—detalló el hombre por el uniforme del menor—. Ya me parecía extraño que supieras del tema el otro día—leyendo lo que escribió en el expediente de hace tres meses.

—Vamos a controlar tu peso y a realizarte un par de análisis de rutina, Hajime—declaró y le ordenó ponerse en la balanza—. ¿Cómo estás? ¿Síntomas nuevos o de preocupación?—anotando la cifra del paciente.

—Bien. Solo nauseas matutinas y leve fatiga—sentándose junto a Inui.

—Excelente—asintió y le mandó a la camilla—. Tu peso es normal aunque ligeramente bajo. Más adelante recuperarás lo perdido—indicándole levantarse la ropa.

Inui se mantuvo al lado de su omega en silencio y atento al procedimiento estándar del médico, apretando la mano que sostenía y expresaba nerviosismo por la imagen que se proyectará en el monitor. Personalmente no sentía una emoción exagerada ni ansiosa como su novio pero le interesaba saber el crecimiento y desarrollo del bebé y la compatibilidad que hay entre padre y feto. Prestando atención a los sonidos huecos parecer sables chocando entre ellos que captaba la máquina al pasar por el vientre tenuemente abultado de Koko, sin embargo, su tibio entusiasmo incrementó al divisar entre las sombras una silueta marcada de una cabeza y un cuerpo en desarrollo. Contrayendo los labios de glorificar sus tímpanos con los  latidos impetuoso y sordo afirmar la existencia de su hijo que penetraba en su corazón y lo cubría de calidez.

—Como pueden ver—ignorando las lágrimas del omega dominante y proseguir con su atención médica—, el bebé ya tiene la forma humana y saludable deseada—continuando con su explicación.

Kokonoi escuchaba a lo lejos la voz del profesional, centrándose en los latidos de su hijo, eso lo supo por el vínculo con su alfa y le decía que lo que oyó son las palpitaciones de su bebé. Confirmando a la vez que Inui sí se entusiasma por él y que su madre está equivocada al pensar que lo abandonaría por ello y le dejaría solo, secándose sus lágrimas y contemplar el brillo especial iluminar los ojos azules de su pareja y ese tímida sonrisa encorvar los labios.

—Denme una copia de la ecografía y el video del ultrasonido, por favor—solicitó el aspirante a médico. No le vendría mal tener una copia extra para él y otra para enviársela a su hermana—. Déjame ayudarte—le limpió el vientre cubierto de gel.

Amor, Destino y Lujuria |Tokyo Revengers/ Omegaverse | Donde viven las historias. Descúbrelo ahora