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"Grábame como un sello sobre tu corazón; llévame como una marca sobre tu brazo"

durante mucho tiempo se nos ha dicho y enseñado que Dios no acepta a los homosexuales en el cielo, que ellos son homosexuales ya que no creen en la palabra del señor, que son seguidores del Diablo, un montón de barbaridades pero ¿que pasaría si un fiel creyente en Dios termina cayendo a los pies de un chico cualquiera?

"buenas tardes, Sorn" saludó el cura Leo viendo llegar a su acólito.

"buenas tardes, señor Leo, ¿necesita que lo ayude a acomodar algo para la misa de hoy?" preguntó acomodando su camisa para colocarse la sotana.

"si, necesito que vayas a abrir las puertas y además de eso revisar si está el Sacramento en el mesón, para llevarlo por si no está ahí" ordenó.

"si, señor" obedeció al instante y salio de la Sacristía.

Leo, un cura católico de 27 años, estaba preparándose para su misa del domingo por la tarde, su camisa bien abotonada en el cuello y muñecas, aun más asegurado en las muñecas, lo bueno es que su sotana ocultaba muy bien ello así que no se preocupaba demasiado.

"está ahí señor, las puertas fueron abiertas y la familia Thongsi estaba esperando pacientemente" sonrió Sorn

"como todos los Domingos" dijeron al unísono ya que esa familia siempre era muy responsable con la misa, incluso les habían agarrado cariño.

"iré a saludar, colócate la sotana y nos vemos en la entrada de la iglesia para recibir a la gente" avisó para luego caminar haciendo sonar sus zapatos contra la cerámica.

"muy buenas tardes, Cura ¿como está?" saludo la madre de la familia Thongsi, Bam.

"buenas tardes igualmente, señorita Bam y a toda su familia, estoy muy contento de verlos aquí" sonrió calidamente mientras tomaba una por una las manos de los cuatro integrantes de la familia, una madre, un padre, un hijo y una abuela.

"es un gusto, Cura, con su permiso, nos iremos a sentar para que usted resiva a la gente" se despidió la madre haciendo que su familia se moviera para no interrumpirle el paso a el señor Leo.

el nombrado se dirigió a la entrada de la Iglesia por la cual estaba ingresando una familia, esta vez, la familia Cherinphon era bienvenida en la casa de Dios.

nuevamente el mismo diálogo y así con todas las familias, las cuales llegaban realmente puntuales, eso le gustaba del pequeño pueblo donde vivían, era poca gente pero se conocían entre todos, algunos se saludaban al entrar, otros se sentaban juntos para cuchichiar, de todo un poco.

habían pasado menos de 10 minutos y la Iglesia ya estaba medianamente llena, se escuchaban muchísimos murmullos de diferentes temas, risas de niños y adultos, algunos lloriqueos por parte de los más pequeñitos gracias a el bullicio pero nada que un chupete no pueda arreglar.

"buenas tardes, Cura" saludó el padre de la familia Patcharadis, su familia más esperada.

"buenas tardes, Señor, nuevamente lo veo junto a su bella familia, ¿la salud ha estado bien? escuché que su hija menor había enfermado"

"sip, mi hija más que enfermarse, es una alergia entonces eso la tuvo congestionada" informó acariciando la cabeza de la menor quien estaba a su lado izquierdo.

"lamento mucho lo de su hija, espero en nombre de Dios que ahora este mejor y que perdure así por todo el verano para que pueda comer todo el helado que quiera ¿no es así, pequeña?" le sonrió a la menor quien tímida se coloco detrás de su padre y hermano mayor.

"¿que edad tiene usted, Cura? disculpe si le parece una falta de respeto, es que hoy con mi esposo nos preguntábamos que edad tenía ya que se ve muy joven" sonrió la señora Patcharadis.

The Priest | LeoFiatDonde viven las historias. Descúbrelo ahora