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MinHyuk sollozó un vez más al ver a Lee Dongmin sonriendo junto a la chica de cabellos castaños mientras la sostenía de la cadera. Ella era encantadora y linda como una pintura más valiosa que todo.

MinHyuk a su lado no era nada realmente. Sólo era un chico común que no tenía nada que ofrecerla a alguien cómo lo era Dongmin.

Ella podría darle felicidad, hijos, una familia. Y él sólo podía ofrecerle unas flores y regalos con el poco dinero que tenía además de todo su cariño y amor. Pero para él nunca sería suficiente.

Debió suponerlo cuando aún frente a sus narices la besó con tanta ternura, mientras él sostenía algunas rosas blancas en sus manos delgadas, sonriendo a su dirección con arrogancia y lástima, sabiendo que el chico castaño nunca sería capaz de odiarlo ni rechazarlo. No le importaba su rostro desencajado ni su mirada vacía.

MinHyuk se sentía culpable al darse cuenta de la envidia que sentía al ver lo que aquella hermosa chica había conseguido en solo meses, sólo pudo dar la vuelta, mientras mordía sus labios finos sacando el color carmín de ellos y caminando a pasos lentos junto al nudo en la garganta y el estómago.

Cuando llegó a su departamento —gastado y pequeño— y se miró en un espejo sintió la tristeza ahogarlo. Ella era hermosa, con una silueta perfecta, y rostro precioso. Ella era brillante como el sol y encantadora como un tierno cachorro.

Él sólo era un chico de aspecto delgado y tan opaco como una flor seca. Incluso esa comparación era tanto para él y dolía con el pasar de los segundos. Nuevamente, sollozó ahogando su llanto entre las sábanas y la almohada lamentando que su corazón pareciera pertenecer a alguien como lo era Lee.

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Moon Bin miraba sin ninguna expresión el rostro de Lee Dongmin. Odioso, creído, ególatra, era absolutamente todo lo que podía odiar en una persona y él lo encarnaba junto a más. Suspiró, alejándose rodando los ojos, lamentando tener un socio así de horrible.

Posiblemente iba más concentrado en insultarlo en mil idiomas distintos que no pudo esquivar al chico de aspecto un tanto desaliñado. Lo hizo caer junto a algunos papeles y pensó molesto en lo tonto que era el contrario. Y sin embargo, ninguna palabra salió de sus labios al verlo.

El chico era precioso a sus ojos.

Su rostro delgado junto a sus facciones tan encantadoras lo hicieron abrir sus ojos. Y se sintió culpable al ver la expresión casi asustada del contrario.

—¡Lo siento mucho, señor Moon! No era mi intención. Fue mi culpa. —.Exclamó intentando recoger los papeles del piso y agachaba su mirada casi de inmediato.

—Está bien, fue mi culpa. ¿Cómo te llamas? —.Preguntó amable, recogiendo los papeles restantes y rozando levemente sus manos.

El contrario sintió su rostro pintarse de colores rojizos y apartó su mano de la contraria. Estaba asustado, ¿Iba a perder su empleo?

—Par–park MinHyuk, señor.

—Es un lindo nombre. ¿Podría saber tu número? —.Preguntó, esta vez más decidido y sonriendo; mientras que con todo el valor posible ayudaba a levantar al contrario sosteniendole de manera leve su cintura.

MinHyuk se sintió extraño al ver el brillo en los ojos de alguien como Moon Bin. Un empresario igual de exitoso como Dongmin, y que tenía todo igual que él. ¿Por qué lo veía así entonces?

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MinHyuk sollozó, mientras sentía a Bin rodearle de su cintura y haciendo que su rostro quedara escondido entre el espacio de su cuello. Quería desaparecer y no volver, quería correr y no tener que volver a sentirse así.

⌦ 𝑭𝒍𝒐𝒓. || Binhyuk/Chacky OS. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora