Prefacio.

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Doscientos Setenta Años Antes...

En el castillo del reino undécimo se encuentra la Reina Sibley Calypso Tenebris en labor de parto, a punto de dar a luz a su primogénito, el siguiente heredero del reino, hijo legitimo del actual Rey; de pronto el llanto de un bebe resonó por toda la habitación, al igual que los gritos de la Spark cesaron, convirtiéndose en lentos jadeos. La partera miro tras de ella encontrando al Rey, el cual espera una noticia.

- Quiero verlo- ruega la Reina.

- Lo siento Sibley- toma la palabra el Rey- te di clemencia porque tenías en tu vientre a mi primogénito, pero él nunca conocerá tu rostro- firme.

- ¡No! ¡Akrham, no puedes negarme a mi hijo!- grita intentado levantarse sin éxito.

- No vas a corromper a este niño, con una mirada será igual o peor que tu- toma al niño saliendo de la habitación.

- ¡Devuélveme a mi hijo!- grita con todas sus fuerzas.

Antes de que Calypso se recuperara por completo los sirvientes del castillo (en su mayoría ninfas y sátiros) llevaron a la reina a un calabozo, con las paredes de ámbar traslucidas, en este calabozo la magia es anulada por completo, sin causar una muerte lenta. En cuanto la reina comenzó a sentirse mejor, también el hambre se apodero de ella; de inmediato los carceleros comenzaron a darle sangre, la cual obtienen de un lago dentro del reino, lo que no saben es que esta sangre no la llena, ya que ella lo que necesita es sangre de Sparks, la cual solo obtendrá cuando salga de ahí.

Los días trascurrieron mientras la reina comenzó a planear la manera de salir del calabozo, en eso una figura femenina con cabellera violeta apareció dentro del calabozo, al lado de ella.

- Te hemos observado- comenta- y acordamos elegirte para que nos ayudes a obtener nuestros propios reinos- sonríe- me presento soy Yokubo Sventura, uno de los siete pecados capitales, represento a la lujuria- se acerca a la reina.

- ¿Cómo pudiste entrar?- alza una ceja.

- Estos calabozos no afectan mi magia, si acaso las esposas que consumen vida- asegura- y que respondes ¿Aceptas nuestra ayuda?- alza una ceja.

- ¿Qué gano yo?- entrecierra los ojos.

- Libertad y podrás ver a tu hijo, antes que lo maten- sonríe.

- Entonces él se convertirá en el emperador de todo Scintillant- sonríe con malicia.

Aplaude- en efecto, en unos días vendrá otra de mis hermanas y te explicará el plan a detalle- desaparece.

Tres Años Después...

Como era de esperarse Calypso escapo de ese calabozo pocos días después de conocer a Yokubo; su dominio y poder fue avanzando lentamente por los reinos 12 al 15, los pecados capitales tomaron la corona de cada reino, decapitando antes a los legítimos soberanos de ese reino. Pero siempre Calypso les ordeno que el undécimo reino seria para ella, en ese lugar ella ejercería su venganza, dejando caer su poder sobre su antiguo marido, pero antes daría un golpe más certero, robaría el Somnialuceat, aunque lo que ella ignoraba es que todos en el undécimo reino estaban listos para su ataque.

Los Sparks esperaban en silencio que ella intentara robar aquel objeto ancestral, ya que se habían encargado de mandar rumores por todo Scintillant, asegurando que el objeto estaba oculto en el castillo de ese reino. Pero solo era una trampa, la cual serviría para atrapar a Calypso.

Sin titubeos Tenebris se presentó en el reino undécimo, atacando a todo soldado que se le pusieran enfrente; de forma voraz se abrió paso entre la multitud de soldados que la esperaban, y al llegar a la plaza central del reino, frente al castillo, el rey Akrham esperaba a esta vampiresa.

Un tenso silencio se formó entre ambos, los cuales solo se miran fijamente, hasta que Calypso lanzo el primer ataque mágico, con la espada el rey lo rechazo; la batalla entre ambas figuras se llevó acabo hasta que Tenebris derribo a su antiguo esposo, este quedo en el suelo unos segundos tratando de recuperar su espada, pero antes de poder hacerlo la vampiresa lo volteo con brutal fuerza, logrando que la mire a los ojos.

- Solo fuiste una herramienta- sonríe apoyándose en sus hombros- y ahora serás mi peón.

Aquella reina termino atacando el cuello de Akrham con una mordida brutal, la cual le sirve para succionar la sangre de su presa, aquel rey comenzó a perder la conciencia lentamente, pero en un último esfuerzo hizo aparecer una estaca de madera en su mano, y antes de que Calypso lo notara el rey la clavo justo en el corazón de esa temible reina.

- Solo eres una bestia- encaja más la estaca el rey.

- Y tú...- jadea mostrando sus colmillos llenos de sangre- morirás también- coloca su mano en la frente del rey mientras pronuncia un conjuro.

La cabeza del rey exploto, a la vez que Calypso termino exhalando su último aliento de vida; a los pocos segundos de que ella murió el Espíritu del Agua, Viento, Fuego y Tierra aparecieron flotando sobre los cuerpos inertes. Los espíritus entrelazaron sus manos mientras dan una vuelta en el aire y pronuncian un conjuro susurrante.

Lentamente el cielo se volvió negro, de la tierra comenzó a salir lava, en seguida comenzó a llover agua que quema la piel y por último el eco de una fuerte explosión llego a los reinos que Calypso aún no atacaba, desde el quinto reino se observa una intensa luz blanca, como si una gran lámpara emergiera de la tierra. En cuanto esa luz se desvaneció los reinos 11, 12, 13, 14 y 15 habían desaparecido, en su lugar quedaron praderas verdes, bosques de árboles gigantes y un gran desierto de fina arena blanca, todos estos paisajes desolados, sin un solo Spark a la vista.

Presente...

- Pero la leyenda dice que cuando haya tres noches seguidas una luna roja como la sangre y resplandeciente como el sol, Calypso Tenebris regresara de entre los muertos, pidiendo alimento a todo Spark que se le atraviese en el camino- baja el libro colocándolo en sus piernas- pero si te atreves a ser bueno con ella le darás permiso de ser su alimento- mueve sus dedos de forma macabra.

- ¡Señorita Clío!- se queja una niña parecida a una ondina- eso da mucho miedo- cruza los brazos.

- Tranquilos pequeños Sparks, Calypso Tenebris es solo una leyenda- sonríe- ¿O tal vez no?- alza una ceja.

Varios niños se levantan mientras corren hacia el dueño del lugar; Lowell termina siendo embestido por varios niños que gritan asustados, en eso él mira a su novia la cual solo levanta los hombros con una sonrisa inocente en el rostro.

Se acerca- ¿Y ahora que hiciste?- sonríe el bibliotecario.

- Era la hora del cuento, así que les conté la leyenda de Calypso Tenebris- sonríe intentando ser inocente.

- Solo a ti se te ocurre contarles eso- niega soltando un suspiro- tranquilos niños, solo es una leyenda, y no son reales- trata de calmar a los niños.

- ¿Alguien dijo Calypso Tenebris?- un mago anciano con apariencia ermitaña se acerca desde un rincón del café.

- Sí señor Gold, yo- admite el bibliotecario- pero solo es una leyenda- asegura.

Golpea su bastón en el suelo de madera- ¡Ninguna leyenda!- alza la voz- yo vi con mis propios ojos a esa maldita vampiresa- mira a los niños provocando más miedo- ahora todos han olvidado lo desgraciada que fue la Reina Tenebris, pero yo no- alza su dedo temblando- ¡Yo aún la recuerdo por esta cicatriz!- se quita una de sus piernas sentándose en el banco más cercano- ¡Ella me hizo esto!- todos los niños corren hacia las mesas de sus padres gritando.

- ¡Señor Gold!- alza la voz con firmeza- usted me conto que eso se lo hizo un dragón en una guerra- lo regaña el bibliotecario.

- Hay ya- acerca su taza con magia- solo quería espantar un poco más a esos niños- sonríe.

- ¡Y lo hizo genial, señor Gold!- chocan las palmas- aquí está su rebanada de pastel extra- la acerca con magia la elfa.

Respira profundo- debí adivinar que todo esto fue idea tuya- niega alejándose del lugar.

Baja la taza de su boca- aunque... siendo sincero- mira a la elfa de reojo- si vi el resplandor blanco cuando era más joven- lleva una cuchara de pastel a su boca.

Somnia-Luceat | Un Poder Dormido ¡Despierta! [2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora