El Robo.

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- Hemos terminado, Anisa- asegura la herborista de ojos azules.

Se voltea abriendo sus alas- ¿En cuánto tiempo me quitaran el yeso?- mira su ala.

- En realidad es una maya dura- explica la gorgona- y te lo podré quitar como en tres semanas, no podrás volar, solo flotar- amable.

- No importa- se levanta caminando hacia el consejero- ahora sí puedo agradecerte, Kai- lo abraza- sin ti yo hubiera tenido un futuro horrible.

- De nada, Anisa- amable el consejero- pero no debes agradecerme, como primer consejero es mi responsabilidad- explica.

Se aleja unos pasos- aun así... gracias- sonríe- si quieres mañana yo te puedo ayudar en algo- nerviosa.

Se da cuenta de lo que pasa- ¡Espera! No... digo, ¿Qué?- abraza a su esposo del brazo.

Frunce el ceño- Alesya, ¿Cierto?- la herborista asiente- estaba teniendo una conversación con Kai- flota acercándose a él.

- No es cierto, le estas coqueteando- celosa.

Suelta una carcajada- ¿Por qué te encelas, amor?- la toma de la mano el consejero.

- ¿Amor?- confundida la sílfide.

- ¡Por que ella te... esta... coqueteando!- se da cuenta de sus celos- y no estoy celosa- cruza los brazos la herborista.

Besa su mano- no deberías estarlo, por que eres mi esposa y te amo- sonríe el consejero.

Interviene- ¡Esperen! ¿Cómo que esposa?- boquiabierta.

Voltea los ojos- ellos están casados, Anisa- aclara la gorgona.

- Por que todos los buenos ya tienen el corazón ocupado- se lamenta- ¡Moriré sola!- dramática la sílfide.

- Cálmate, yo también moriré sola- sonríe la arpía- y no es malo- recuerda al rakshasa- hubieras aceptado al gatito- burlona.

- ¡Ni de broma digas eso, Chadia!- alza la voz.

Para nuestra fortuna Zulay nos ofreció quedarnos con ella a dormir, lo cual para mí es un alivio, ya que esa tal Anisa parece desesperada en cuestiones del amor; Alesya me sigue guiando por donde caminamos, hasta que me indica tomar asiento en una cama, con mi confianza completamente sobre ella obedezco y como puedo me acuesto, es muy difícil hacer todo cuando no veo, pero mis demás sentidos se están agudizando, incluso la magia que poseo lo hace.

A la mañana siguiente aquella pareja despertó gracias a la gorgona que los ayuda, gracias a un hechizo ambos hicieron su ritual mañanero en un segundo; Zulay los termino acompañando a las afueras del castillo pero a unos pasos de llegar a la puerta principal estas fueron abiertas, permitiendo que un unicornio entre con su jinete desmayado, que para mala suerte del matrimonio es Evan, el juez de Raído.

- ¡Ayuda, ayúdenos! ¡Nos atacó, nos atacó, nos atacó!- alterado el unicornio.

Se pone delante de el- tranquilo, quédate quieto- toma sus riendas la herborista- ¿Quién los ataco?- preocupada.

- Alesya- alza la cabeza con dificultad el vampiro- que hermoso es ver tus ojos- una punzada en el hombro lo obliga a llevar su mano al mismo.

- Evan- se acerca el consejero- ¿Quién los ataco?- repite la pregunta de su esposa.

- Creo que era Calypso- jadea intentando soportar el dolor- me quería obligar a ser uno de sus sirvientes, dijo que sería su alfil- cae desmayado otra vez.

Somnia-Luceat | Un Poder Dormido ¡Despierta! [2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora