Prólogo

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Los rayos del sol golpean mis ojos logrando despertarme, me estiré en mi cama soltando un suspiro al final, otra mañana de oficio. Me levanté de a poco y busqué mis zapatillas bajo mi cama, tomé estos y me los coloqué. Me miré al espejo y fui directo a este, si bien el ser vanidoso es pecado, no significa que no deba de cuidarme. Sonreí ante mi reflejo y me dirigí a la ducha, el agua era cálida para mi sorpresa.

Salí de mi habitación con mi traje puesto, saludando a la hermana Flor que pasaba frente a esta. Seguí el camino hacia el comedor donde el resto de mis hermanas se encontraban, les saludé y me senté para empezar el desayuno. La oración fue exquisita así como la mañana, las aves cantaban sus hermosos cantos maravillandome y distrayendome un poco, lo cual a la madre superiora no le fue de su agrado llamándome la atención.

Fui junto la hermana Flor hacia el templo donde se encontraban los feligreses. Abrimos las puertas del lugar haciendo una reverencia ante la cruz. Fuimos preparando todo para el sacerdote tras bambalinas. La misa como siempre encantadora, el mensaje de hoy era sobre el respeto, el como Jesús guardó respeto hacia los demás incluso en su lecho de muerte, como trató con respeto a Judas, a los ladrones que estaban a su lado y a quienes pensaban distinto a él.

Era bastante lindo. Fui hacia la entrada del templo a despedir a los demás, cada uno me saludaba y me contaban partes buenas de su día a día en resumen. Era bastante agradable todo eso, al finalizar ayudé a limpiar el lugar y después fuimos al convento.

Al llegar pude ver a la madre superiora con otra mujer a su lado, llevaba una camisa larga de botones blanca y una falda larga café.

-Hermana Susan, ella es Jade, es nueva en el convento y me gustaría que le enseñaras todo el lugar y sus obligaciones.
-Por supuesto-con esto la hermana Flor y la madre superiora entraron al lugar.
-Un gusto, hermana.
-Igualmente, soy la hermana Susan.
-Oh esta bien.
-¿Qué sabes del lugar?
-Pues que es modesto.
-Sí te refieres a que normalmente tenemos sólo lo básico, sí. Te explico.

Comenzamos a entrar al convento, es delicioso recibir nuevas hermanas.

-Normalmente servimos a Dios, es por ello que no nos casamos o enamoramos de alguien ajeno a él.
-Entonces, no podemos permitirnos enamorarnos de alguien que no sea el de arriba.
-Sí, por ello mismo no se nos permite cometer el acto sexual.
-¿Por qué?
-Por que estamos casadas ya con Dios.
-Oh, entonces Dios tiene muchas esposas.
-Jaja algo así bella. Tampoco se nos es permitido cometer ninguno de los pecados capitales.
-Eso es algo lógico creo yo.
-Algunas lo olvidan-era bastante inocente, la verdad pensé que ella sabía un poco más del tema.
-Sin embargo, creo que es una exageración-eso detuvo mi andar.
-¿Disculpame?
-¿Fue acaso Jesús quién dijo cuáles eran los pecados capitales?
-Pues no.
-¿Fue Dios a algún humano?
-Pues..
-Fue un sacerdote y como sabrás al inicio fueron 8, eran las cosas que la gente más hacía y no le agradaba.
-Sí, ya sé la historia, lamentablemente así son las reglas.
-Inculcadas por la iglesia, ósea, diciendo cosas falsas.
-¿Crees en Dios?
-Sí.
-¿Entonces?
-No confío en la iglesia.
-Y sin embargo estás aquí queriendo trabajar aquí.
-Me gusta la idea de servir a Dios y a los ideales de Jesús.
-Será mejor que la madre superiora no te escuche o tendrás problemas.
-¿Siempre se queja con los que piensan diferente?
-Jaja algo así.

Era bastante agradable, aunque cuestionaba mucho lo que la iglesia dice, los principios eran los que se pedían.
Sentía mucha curiosidad por lo que había a su alrededor, era como un animalito por fin puesto en libertad. Al llevarla a su habitación su alegría parecía esfumarse...

-Dime por favor que puedo decorarla.
-Bueno, tratamos de mantener una vida de simplesa, algo decente y a la vez no elaborado.
-Entonces es un sí mientras no sea extravagante.
-Yo no...
-Fue lo que tus palabras dijeron.
-Pues sí, sin embargo...
-Ninguna de usted lo han intentado y no quieren la ira de la madre superiora ¿Me equivoco?
-Okay ¿Cómo haces eso?
-¿El qué?
-Leer mis pensamientos.
-No lo hago, sólo que eres fácil de leer.

Amor pecaminosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora