Bad Luck Streak ❄️ SeBaek/BaekHun

Golpe de (mala) suerte

BaekHyun tenía algunos amigos, pero JongDae era su mejor amigo desde que tenía memoria. Habían hecho miles de cosas juntos desde que tenía suficiente edad como para recordarlo. Eso significaba también tener exceso de confianza con él y un muy extenso intercambio bruto de cumplidos y burlas a lo largo de sus veintiséis años de vida.

—¿De verdad? ¿Paraguas de bastones de caramelo? —fue lo primero que le dijo JongDae cuando lo vio entrar al auto en vísperas de año nuevo—. Eso es bastante ridículo incluso para ti, BaekHyun.

—¡El mango es un bastón de caramelo! —exclamó a la defensiva—. Es hermoso. Me lo regaló mi hermana por navidad. Nunca me desharé de él.

—Excepto si te lo prendo fuego. De verdad. Harás que todo el mundo nos mire si usas esa cosa. Es ridículo.

—Oh, cállate o lo usaré para golpearte —lo amenazó con una carcajada. Fue entonces cuando escuchó la música de fondo, y su oportunidad de venganza apareció mágicamente—. ¿De verdad? ¿Mariah Carey? —preguntó con una carcajada—. Sé un poco más original. Ya es treinta y uno de diciembre.

—Nah, babosadas. No importa lo que digas, esta es la época en la que hay que cantar a Mariah a todo pulmón porque jamás pasa de moda —dijo, tarareando All I want for christmas is you bastante afinado; no por nada era vocal coach—. ¿Estás listo para la fiesta?

—¿Cuándo no lo estoy?

JongDae carcajeó por lo bajo.

Varias canciones después de la radio, ambos estaban deteniéndose con el coche en la cuadra donde vivía JongIn, quien había organizado la fiesta de año nuevo para algunos conocidos. O quizás muchos, con él nunca se sabía. BaekHyun no se sorprendería que hubiera más que "unos pocos" en la reunión como JongIn le había asegurado.

—Sabes eso que dicen de que un año nuevo puede traer una buena relación y buena suerte, ¿no es así? —dijo JongDae una vez que apagó el motor del coche—. Estoy seguro de que la necesitas.

BaekHyun ya sabía para dónde iba su amigo.

—No me digas que ya empiezas a inventarte cosas. Ni siquiera has tomado una gota de alcohol, JongDae. No necesito ninguna superstición tonta para mejorar mi suerte. Estoy muy bien así.

—Vamos, Baek, sabes que lo digo en serio. Ya pasó mucho tiempo desde que terminaste con tu ex y todas esas mierdas, es hora de que te presente a alguien nuevo.

—Como siempre, no te lo pedí pero me imagino que ya tienes a alguien en mente.

—Obvio. Aunque probablemente se vaya cerca de medianoche así que no lo podrás besar.

—¿Vas a presentarme a Santa Claus? —carcajeó, bajando del coche—. No te necesito haciendo de Cupido.

—Ya pasó navidad, hijo de puta. Y créeme que cuando lo veas me agradecerás por haber tirado el arpón por ti.

—Estoy seguro de que Cupido solo tiraba flechas.

—Pues ahora también arpones porque yo lo digo.

Rodando los ojos, BaekHyun siguió a JongDae por la congelada calle hasta la casa de JongIn. En el fondo había conservado la esperanza de que iba a ser una reunión más bien íntima, pero se equivocó.

Debería ser ilegal que hubiera tanta gente en una casa medianamente grande, pero ahí estaban todos, apretados como latas de sardinas, con música ambiental navideña y vasos en mano. El único progreso de las fiestas de la universidad era que al menos la gente mantenía su ropa puesta a lo largo de la velada, al menos la mayoría del tiempo. BaekHyun realmente lo apreciaba; no le gustaba la gente semidesnuda que lo rozaban con su sudor.