Un Suspiro de Anhelo

CAPITULO 2

Soredemo sekai wa utsukushii no me pertenece, pero esta historia es mía y está absolutamente prohibido copiarla, plagiarla o resubirla en alguna otra plataforma de lectura.

ADVERTENCIA.

Si eres nuevo por aquí, te advierto que esto es una segunda temporada, y te aconsejo que pases por la primera o no entenderás el salseo.

INFORMACIÓN ADICIONAL

Los diálogos externos están entre comillas, y los diálogos internos o pensamientos están entre comillas y cursiva.

La historia se desarrolla algún tiempo después del "supuesto accidente" que sufren Nike, Livi y Neil.

UN SUSPIRO DE ANHELO

Capítulo 2. El diario

La madera chirrió tenebrosamente, el frio espeluznante acompañado de la madera crujiendo en sus oídos la trajo a la conciencia, sus ojos se abrieron en medio de la oscuridad, su cuerpo se quedó rígido de miedo, estaba en guardia esperando, esperando que el valor comenzara a descender a sus músculos para ver si su cuerpo inerte al fin se movía. La puerta de su habitación se abrió lentamente, las bisagras lloraron su lamento y sus oídos sensibles se agudizaron ante los chirriantes sonidos y los murmullos del viento que se colaban por la ventana abierta.

La luz de la lampara de aceite al lado de su cama se encendió mágicamente y el cuarto se ilumino. Sus ojos se abrieron de horror cuando el cuadro frente a ella mostro a una mujer rubia tendida en un jardín de rosas blancas sangrando como una pequeña ave herida, la sangre profundamente roja comenzó a desbordarse de la pintura y descendió sobre la pared hasta el suelo.

Su antes inerte cuerpo se levantó del puro terror, tomo la lampara antigua entre sus manos y corrió fuera de la habitación, bajo las escaleras y tropezó en el ultimo escalón, la lampara se rompió en cientos de pedazos y ella respiro hondamente mientras volvía en sí, su camisón blanco estilo victoriano ahora estaba rasgado y manchado con la sangre de sus rodillas. Se levanto como pudo y camino a tientas en medio de la penumbra; una luz brillante y azulada llamo su atención, camino hacia ella hasta que esta desapareció, ahora, frente a ella estaba aquel cuadro, el extraño cuadro del león y la gacela. Era una pintura bastante sangrienta; una gacela yacía atrapada y aterrorizada entre sus garras y él tenía incrustado sus colmillos en su cuello, la forma en la que la sangre brotaba de la herida era siniestra, el artista se había esmerado en utilizar las tonalidades mas rojas para ella, era casi realista, la mirada del león era salvaje y hambrienta mientras que la de la gacela era de desesperación, pero rendición.

Esa pintura encima de la chimenea era la única en la que el león parecía en su elemento, un cazador nato, un carnicero.

"Aquí" un pequeño susurro en su oído le erizo toda la piel, su rostro se giro con fuerza hacia un lado, su camisón se balanceo en ondas fuertes mientras una poderosa ráfaga de viento la azotaba desde las puertas abiertas del salón. "Aquí, aquí, aquí" susurro nuevamente, sintió la urgencia y corrió, sus pies torpes tropezaron un poco y su cuerpo pesado cayo con fuerza sobre la madera húmeda. Sus pobres rodillas ardían mientras ella yacía en penitencia frente a la única pared del salón, la habitación estaba llena de ventanas completamente abiertas y la lluvia torrencial ingresaba casi copiosamente por ellas. Los truenos hicieron temblar los cristales y a su pobre y galopante corazón.

Un trueno particularmente fuerte ilumino la habitación, sus ojos perdidos en el muro barrieron la pintura de colores vivos, el mismo león plasmado estaba ahí, pero a diferencia de la pintura de la chimenea, el rostro de este animal estaba pintado en agonía mientras intentaba ocultar sus tesoros, monedas, y joyas se escapaban de sus garras moribundas, un par de cuervos comían de su estómago, sus rostros distorsionados en medio de la bruma. Una sonrisa broto de sus labios, de alguna extraña forma el cuadro le provocaba eso, era como si el artista hubiera querido que el espectador disfrutara del terrible escenario.