── ¿Vas a hablar o no, idiota? ─ Alzó la vista con desinterés, sonriendo mientras negaba con la cabeza en respuesta. Un rápido y fuerte golpe llegó a su estómago, haciéndole escupir un poco de sangre.
El castaño se levantó sacudiendo su mano, lo seguía viendo fijamente, tenía la cabeza agachada sintiendo como la sangre brotaba por su boca hasta manchar el piso, poco le importaba, no estaba del todo conciente después de tantos golpes. Vió los pies del hombre alejarse de su lado y alzó como pudo la mirada, este se acercó a la puerta abriéndola rápidamente, al otro lado observó con la vista nublada a varias personas, lograba contar tres, reconoció sus atuendos pero no sus rostros por lo poco que lograba ver bien en ese momento.
Los escuchó hablar sin entender lo que decían hasta que entró otra persona a la habitación, alguien que aunque lo viera borroso lo distinguía perfectamente por sus icónicos colores en el cabello y vestimenta, el hombre le hizo una seña con la mano y este asintió, antes de que el castaño desapareciera de su vista cerrando la puerta de nuevo. Sabía porqué estaba aquel chico ahí, debía vigilar que no escapara, aunque era prácticamente imposible; Estaba sentado en el frío suelo con las manos esposadas detrás de su espalda y encadenadas a la pared, su pierna derecha estaba atada por una cadena a una gran bola de metal que no lo dejaría caminar más de dos metros, además de no poder levantarse si quiera con el dolor en su cuerpo por los golpes infligidos.
Su vigilante se recostó en la pared al lado de la puerta viéndolo fijamente, parecía analizar su estado físico, y no estaba muy bien que digamos. Él por su parte observaba aquel agujero a su derecha que hacía el intento de una ventana, se podía observar el césped afuera, se veía tan colorido y brillante, no como esa triste, tortuosa y pequeña habitación del pánico en donde lo habían encerrado.
El cómo había llegado hasta ese momento era bastante simple de explicar; Su pueblo estaba sufriendo una reciente guerra con ese otro poblado así que por órdenes de la alcaldesa terminaron yendo unos cuantos a atacar sigilosamente al enemigo, para su mala suerte ya tenían previsto su visita y les habían tendido una trampa, lograron herir de gravedad a algunos y capturar a otros, entre ellos, a él. Lo último que tenía en su memoria era permanecer en el suelo unos instantes después de que una granada impactara cerca suyo y lo dejara aturdido, cuando se intentó levantar un fuerte golpe en la cabeza lo dejó inconsciente, y al despertar ya se encontraba encerrado en esa maldita habitación que hacía de cárcel.
── ¿No piensas cooperar? ─ Escuchar su voz se le hizo repulsivo, más con aquella estúpida pregunta. Si lo hacía significa traicionar a su pueblo y no pensaba ni por un segundo en esa posibilidad. Era su muerte o la de sus amigos, no iba a permitirlo. ── Auron te matará en cuanto se de cuenta que le eres inútil. ─
── Lo sé, tampoco me interesa. ─ Contestó de modo brusco, aunque fuera ahora mismo como un esclavo y rehén de ellos no se dejaría ver débil ante sus ahora enemigos.
── ¿Qué? ¿Vas a morir así? ─ Río con burla, tampoco le interesaba lo que le sucediera a aquel chico, después de todo no llegaban ni a ser simples ex-amigos.
── ¿No harías lo mismo por tu pueblo? ¿O sigues siendo la misma mierda que yo recuerdo? ─ Giró su cabeza hasta verlo directamente, la sonrisa en su rostro rápidamente desapareció, pasando a ser una expresión seria y fría.
El vigilante se acercó hasta él quedando enfrente suyo, alzaba el rostro para cruzar miradas fijamente ya que al estar en el suelo y sin poder pararse le era difícil verlo cara a cara. Su relación hace mucho tiempo que había pasado a ser totalmente de odio, incluso antes de la guerra y de todos los problemas que sus pueblos llegaron a tener lo único que ellos sentían hacía el otro era asco y rencor, lo cuál era sorprendente después de saber todo que vivieron juntos, podía decirse que en algún momento llegaron a amarse.
Y aunque nunca pasaron de una simple amistad, que hoy se convirtió en una rivalidad, ambos sabían que en su momento pudieron ser algo más. Algo más que amantes.
── Si cooperas y nos das un poco de información podría convencer a Auron de no matarte. Quien sabe, hasta quizás te deje ser libre. ─ Esa sonrisa arrogante y perfectos ojos deslumbrantes le causaban náuseas de solo verlos tan cerca suyo.
── ¿En serio esperas que te diga como destrozar mi propio pueblo y a mis amigos, para que después quienes vayan a matarme sean ellos? Sin ofender, tu propuesta en una mierda. ─ El chico chasqueo la lengua impaciente y agarró la nuca del mayor acercándose de forma peligrosa, con la intención de buscar a cualquier costo una forma de persuadirlo.
── Podrías quedarte conmigo y nosotros te cuidariamos, ¿No quieres arreglar las cosas entre nosotros, cariño? ─ Utilizó un tono dulce y seductor al mismo tiempo, claramente fingido.
Él simplemente estaba ahí para convencerlo, porque sabían lo que en algún momento pasó entre ellos dos y pensaban que sería una buena forma de pasarlo a su bando.
── Me dan náuseas de solo pensarlo. ─ Respondió con una expresión de asco moviéndose bruscamente hacía un lado para que el menor soltase su nuca, sin embargo la sonrisa de este no desapareció ante su rechazo.
── ¿No recuerdas las veces que estuvimos juntos? ─ Puso una mano en su mejilla y el mayor gruñó levemente enojado. ── ¿Las veces que nos escapamos, solo los dos...? ─ Se acercaba lentamente hacía sus labios mientras posaba la mirada fijamente en sus ojos. ── ¿Las veces que lo hicimos, en el bosque, en mi cama, en la tuya...? ─
Claro que lo recordaba, no podía olvidar aquella sensación de estar dentro suyo, unidos como uno solo, escuchando sus gemidos y jadeos de placer, mientras la adrenalina recorría todo su cuerpo al saber que lo que tenían era algo prohibido. Y ahora recordaba perfectamente el sabor de sus labios, que no cambiaba con el pasar de los meses, aún mantenía esa sabor dulce junto a esa sensación de satisfacción que tenía cada día en su cabeza, y que hacía revolver su estómago como nunca nadie lo hizo.
Porque aunque se odiaran, y aunque fueran rivales, el placer de su cuerpo era algo que nunca olvidaría. Al igual que nunca olvidaría el como escapó ese día de aquel asqueroso lugar, escuchando la explosión al lado suyo segundos después de haber besado de nuevo a aquel chico y luego observar la sonrisa que le dedicó al verlo correr junto a sus amigos antes de desaparecer en el humo del aire por las explosiones.
Después de todo, su única tortura, era no poder olvidarlo.
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Este es mi primer fanfic (En esta cuenta XD) y sinceramente es algo decepcionante porque no quedó como lo esperaba, pero si a ustedes les gusta, está bien, supongo.
Perdonen si ven alguna falta de ortografía, por lo general lo reviso solo una vez así que no sé si se me quedó algo por ahí que esté mal.❗
• Karzzzer. •
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Torture | Karzer
FanfictionSu única tortura, era no poder olvidarlo. 𝗟𝗲𝘃𝗲 𝗡𝗦𝗙𝗪 ; Menciones sexuales, palabras vulgares y sangre.❗ 𝗩𝗶𝗯𝗲𝘀 ; Angst. 𝗢𝗻𝗲-𝘀𝗵𝗼𝘁 ; Una parte. ( #𝗞𝗮𝗿𝘇𝗲𝗿 )