Todas las historias de la gente recordando momentos del año me han hecho echar la vista atrás. La verdad que miro a mi yo de marzo y siento que ha pasado muchísimo tiempo desde entonces teniendo en cuenta todo lo que ha cambiado. Es verdad, en muchos aspectos todo ha ido a peor. Gente que era amiga ahora apenas es conocida y personas de las que estaba muy alejada ahora no sabría que hacer sin ellas. Me he dado cuenta de quién te quiere te entiende. Que hará lo posible por verte bien. He encontrado a esa gente que me hace sentir como en casa, ese lugar en el que puedo ser yo misma al 100%, y es que no podría estar más agredecida de tenerles. 2021 me ha enseñado a querer y a valorar. Me ha enseñado a soltar y a no culparme por todo. Me ha enseñado a quererme y sobretodo a priorizarme. Y sí, aunque todo esté como un desastre, está mejor que antes.
No vengo a dar gracias a nadie, puesto que quien debe saberlo ya lo sabe de antes. No tiene que llegar a ser final de año para dar las gracias, ya que si tuviera que ponerme a agradecer a personas tendría que darles las gracias a esos que me entendían con una mirada, a los que se quedaban sin dormir escuchandome, a los que me cuidaban cuando estaba en lo más bajo y a los que me animaban a seguir adelante. También a todo aquel que me sacaba de casa y celebraba conmigo cada uno de mis pequeños logros como si fueran grandes victorias y a otros muchos más. En resumen, tendría que agradecer mucho, pero como ya he dicho, ellos ya saben que estaré eternamente agradecida por su mera compañia. Esto es implemente un pequeño análisis de un año, que para mi, han sido 3 etapas completamente diferentes. Una época de cambio y crecimiento.
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QUERIDO 2021
Non-FictionEl final de una etapa el proncipio de otra. El crecimiento de una flor que va haciéndose más fuerte y colorida.