Capitulo único

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Esto fue algo que le di a una persona para regalo de navidad N17B7Y28 pero me pidió que le hiciera también algo de hard en la historia así que espero haberlo hecho bien (• ▽ •;)

« Luego de una misión con Chuya (a lo mucho tendríamos 18 años) cuando estábamos cerca del final empezó a caer nieve, fue de manera lental, no sabíamos que llegaría a ser la peor tormenta de nieve jamás vista en la ciudad de Yokohama, recuerdo que estábamos con el líder de aquella organización molesta, yo sostenía un arma mientras que Chuya veía por la ventana, lo cual era raro, solía vigilar cada uno de mis movimientos asegurando que no me volviera loco como la primer vez que trabajamos juntos pero ahora su principal interés era la nieve que caía lentamente, en ese momento no me importaba averiguar que era lo fascinante en una ventana, termine por matar al tipo antes de llamarlo para irnos,— Chibi, vámonos — dije, ha lo que finalmente salió de su ensoñación,— Sí... Vamos... — esa vez no me insulto o gritó por llamarlo enano, su cerebro parecía que se había desconectado de la realidad,— ¿Tienes algo percherito? — pregunté a lo que su respuesta fue intentar darme un puñetazo en la cara el cual obviamente logré evitar,— ¡¿A quién llamas perchero?! — cuestionó molesto a lo que termine por reírme,— ¿Tu ves otro en algún lado? —.
— Inadaptado social — gruño antes de seguir caminando ya que escuchábamos a lo lejos sirenas de policías,— Es hora de irnos, seguiremos más tarde — establecí antes de irme con él, discutimos un rato antes de llegar a nuestro vehículo, a mí me daba pereza conducir y ciertamente Chuya era mejor conductor que yo, lo único malo era que siempre ponía música rock en el estéreo, no se me permitía cambiar de estación a menos que deseara perder un dedo.

***

El camino fue bueno en un principio, la nieve seguía cayendo, lo cual nos daba un velo natural ante las huellas que podríamos dejar pero como terminamos llendo por un camino complicado para evitar ser visto el auto se detuvo,— Te dije que no llegarías a ver las piedras del camino — me burle,— No es eso, el auto ya no tiene gasolina, ¿Oye lo llevaste a llenar como te dije? — preguntó mientras pensaba que acaba de suceder,— Sí, lo hice, solo que use parte del dinero para comprar cangrejo — contesté sin importar que iba a estrangularme dependiendo de mi siguiente repuesta,— ¿Usaste cuánto de mi dinero para tus cosas? —  cuestionó conteniendo la ira,— No lo sé, creo que le puse unos 5 litros de gasolina — respondí antes de sentir como las manos de Chuya iban a mi cuello,— ¡No voy a morir congelado por tu culpa! — se quejó con violencia al mismo tiempo que el auto se sacudía, desde afuera la imágen se vería muy extraña pero al final me soltó,— Solo tenemos que llamar refuerzos — dijo ya más tranquilo antes de tomar el teléfono mientras con su permiso cambie la estación de radio para saber qué sucedía haya afuera,— No tengo señal —.
— Escucha Chuya —.

— Este es el sistema de emergencia de Yokohama, ahora mismo está sucediendo la peor nevada en décadas, los fuertes vientos han destruido las torres de teléfono, las carreteras están bloquedas, se espera que los servicios de emergencia puedan mantenerse, les recomendamos no salir de casa por ningún motivo... — habló el locutor antes de que yo apagara la radio,— Apaga las luces y cierra las ventanas tan bien como puedas — le ordené, nadie iría por nosotros, estábamos en un camino abandonado, la policía la habíamos dejado de escuchar así que debíamos suponer que se fueron y aún siendo usuarios de habilidad no podiamos hacer nada contra el frío, tal vez mañana la señal volvería y tendríamos la oportunidad de hablar pero en ese momento solo éramos Chuya y yo.

— ¿Qué haremos si dura más de un día? Vi en una película en donde tres personas se quedaban atrapadas hasta su piel se hacía tan frágil que al tocarla se rompía — las películas de horror que veía eran una tontería y se lo dije,— Solo digo que no voy a abrazarte — amenazó antes de ver por la ventana,— ¿Para qué me pegues el olor a perro? Gracias pero no gracias Oye ¿Qué tanto veías haya en la ventana cuando veníamos para acá? — pregunté intentando cambiar el tema de conversación pero no contesto parecía incómodo,— Es una molestia no tener música — luego de eso todo fue silencio.

Primera NevadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora