Prólogo

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5 DE OCTUBRE. MANSIÓN LICÁNTROPA.

Para Lust, expríncipe heredero licántropo, ya nada le podía sorprender a esas horas de la noche. Sentado en una butaca de su hogar, se mantenía despierto por pura determinación.

Estaba mental y físicamente agotado. No había pegado un ojo durante tres días desde que se llevaron a Ani, Aundrey y los niños. Todos estaban cansados y con los nervios de punta a la espera de noticias.

Acababa de dejar el cuarto de su hija, Mhyra, quien estaba inconsolable por el destino de sus primos, así que cuando los gritos de los venatrix se alzaron por los terrenos de la mansión, abrió la puerta y salió al porche, tenso y preparado para recibir cualquier mierda angustiante.

Su Ane llegaba a su lado al segundo, tan pendiente de él como de la situación.

Pudo ver los fantasmas del essen de licántropos corriendo de un lado para otro, a lo lejos, en el bosque que rodeaba la mansión.

Nyan apareció por uno de los costados de su casa, trotando hacia la mansión, mientras varios otros licántropos corrían por los terrenos dándose órdenes de búsqueda.

―¡¿Qué ocurre, Nyan?! —le gritó al licano mientras bajaba las escaleras. El essen del chico estaba fluctuando arriba y abajo, como si su lobo estuviera muy sensible.

―Cámaras espías en el bosque, señor. Los CR están bloqueando las transmisiones.

Se giró hacia Anet, quien le miró con sus grandes ojos azules preocupados. Ninguno de los dos había descansado estos últimos días de locura, por lo que su vampira estaba activa y en acción.

―Ve por Mhyra y prepara un vehículo para marcharte ―ordenó Lust.

Anet asintió y desapareció dentro de su hogar. Lust salió trotando hacia la mansión.

Al igual que Ani y Aundrey con los niños, él y Anet mantuvieron la misma conversación sobre la seguridad de su hija. Mhyra era su prioridad, analizaron seriamente conseguirle un segundo prime para apoyar a Abrisco desde el atentado a su hermana. El vampiro no se separaba de su hija ni de día ni de noche y, aunque lo apreciaba, necesitaba que el prime descansara para un óptimo rendimiento.

Si le hubieran asignado un prime a sus sobrinos, tal vez aquello no habría ocurrido.

Hacía tres días que raptaron a Ani, Aundrey y los niños. Todo estaba siendo una locura. No tenían noticias de nada. Ni quién, ni cómo, ni por qué.

El vehículo desde donde sustrajeron a su hermana fue registrado centímetro a centímetro, sin encontrar ni el más mínimo rastro. Ni siquiera sus licanos, que poseían profundos dones de olfato, lograron sentir nada más que los parásitos que fueron asesinados y un leve rastro de la sangre de Ani.

Minutos después, Aundrey fue secuestrado del hospital por un carro fantasma, sin mayor evidencia que el registro de los licanos que estuvieron de guardia. El mismo destino sufrieron los niños, Kayx y Sly. Pablick, Janiel y otros patronus, fueron reducidos y abatidos como si no fueran guerreros con años de experiencia. Algo poderoso que no dejaba rastro tomó a toda la familia aquella horrible noche.

Sea lo que fuera, quien se llevó a su hermana estaba provocando tensiones raciales que no tuvieron en años. Estaba sufriendo su primer gran golpe luego de casi veinte años de paz.

Lust entró en la sala real, mientras sus padres y hermanos se reunían alrededor de la mesa central; el general Ignus y el capitán Skrull recibían toda la información de los licanos que provenían del bosque con las cámaras que habían encontrado. Decenas de pequeños lentes con cortezas aún incrustadas en sus bases. El general Ezsekiel y otros capitanes llegaban para recibir el informe.

Interfector - (Libro N°3 Serie Legado Lunar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora