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Jadeos rápidos y gemidos fuertes reflejaban el placer de la araña al subir y bajar a gran velocidad sobre ese miembro tan duro y grueso.
Alastor sostenía las caderas del albino a la vez que sentía los brutales sentones acompañados de intensas oleadas de placer. Angel se mantenía a un ritmo veloz sobre el regazo del ciervo, le sonreía de forma dulce con inocencia fingida, gemía y gritaba con fuerza al sentir como la punta golpeaba su próstata. Alastor entrecerraba sus ojos y sonreía de satisfacción pura a completa merced de los movimientos de su Angel. Habían pasado varias horas desde que comenzaron, y no había ningún rastro de arrepentimiento o culpa. En realidad no había forma de que se arrepintiera de eso, tener el hermoso cuerpo de Angel rebotando sobre él y gimiendo por él era algo incomparable. Y lo estaba gozando.
Vaya que lo hacía.
El ciervo llevó ambas manos hacia sus grandes pechos de pelusa que no paraban de rebotar debido a las intensas sacudidas, estrujó con fuerza y morbo y se deleitó ante su suavidad, Angel cerró sus ojos agotado y dejó caer su cabeza hacia atrás gimiendo agudo, disfrutando demasiado de la forma de su ciervo de tocarlo. Porque siempre que comenzaba a estrujar y manosear sus zonas más erógenas lo hacía perderse.
Acercó su rostro y unió sus labios en un beso caliente que rápidamente se volvió obsceno y necesitado. Alastor sujetó su mejilla y le mordió los labios tan fuerte que la sangre comenzó a brotar, lejos de asustarse, Angel sonrió perdido ante el dolor y placer que solo Alastor podía brindarle. Continuó cabalgando al pelirrojo sin dejar de sonreír y el ciervo lamió la sangre oscura de su barbilla y pecho.
Hasta que en un momento Angel abrió sus ojos atónito y comenzó a jadear muy alterado. Alastor agrandó su sonrisa cruel y enterró ambas manos en sus nalgas, se había aprendido sus reacciones naturales al momento de llegar al orgasmo. Aceleró sus embestidas e hizo que todas fueran hacia su punto dulce, golpeó muy fuerte su interior y la presión de sus filosas garras hizo sangrar su suave piel. Angel se aferró muy fuerte a sus hombros y no pudo hacer otra cosa más que gritar y sollozar débilmente.
Alastor soltó un gruñido grave y placentero y le dio una violenta nalgada que lo hizo temblar, Angel largó su último grito lastimero y se corrió con fuerza al mismo tiempo que el ciervo se venía dentro suyo.
Ambos jadearon muy agitados y satisfechos. Angel cerró sus ojos y esbozó una frágil sonrisa dulce al sentir el semen caliente y espeso de su hombre llenarlo por completo, para luego escurrirse entre sus muslos. Suspiró agotado y se inclinó un poco para recostarse sobre el pecho de su ciervo, aún con su miembro adentro.
Apoyó su mejilla y se frotó con cariño para luego acariciar la piel morena con marcas de cicatrices. Alastor se recostó mejor sobre el sofá de terciopelo donde estaban, posó una mano sobre su pequeña cintura y otra la llevo hacia su cabeza. La araña sonrió enternecido al sentir sus gentiles caricias entre su cabello y cerró sus ojos disfrutando.
El ciervo sonrió al verlo tan lindo e indefenso, mimó su cuerpo después de muchas horas de sexo salvaje y desmedido. Angel suspiró suavemente y alzó un poco su rostro para ver a su hombre.
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𝐘𝐨𝐮 𝐑𝐢𝐠𝐡𝐭; 𝚁𝚊𝚍𝚒𝚘𝚍𝚞𝚜𝚝
FanfictionSabes que tengo mucho que decir Trato de esconderlo en mi cara Solo quiero estar contigo Y tienes razón Tengo a mi chica, pero te quiero a ti Tienes razón No puedo parar y mirar para otro lado Porque sé lo que podría ser el amor Y nunca sentirías lo...