Primavera.

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Mi papá encontró una primavera, un pajarito pequeñito y moribundo.
Mi papá acogió al pajarito, lo alimentó, lo bañó, lo cuidó como a un niño.
La primavera creció, encerrada en su jaula de cuatro rejas.
La primavera le tenía cariño a mi papá, le agradecía todo lo que había hecho por ella.
Mi papá la quería, y la mantenía en su jaula para cuidarla.
Pero cuando el no estaba la primavera miraba el cielo, miraba a los gorriones volar alto, volviendo su hogar al atardecer después de un día increíble, miraba como cantaban regocijados desde los árboles, y algo en el pecho de la primavera pesaba. Una combinación de tristeza, impotencia...
Ella también deseaba salir. Sin embargo guardaba su secreto en su corazón.
Un día mi papá trajo otra ave, un zenzontle que se alborotaba dentro de la jaula, ella chocaba su rostro entre las rejas y se provocaba heridas, terminaba hasta con el pecho sangrando, nunca supieron cómo.
Primavera siempre intentó cantarle para calmarla, pero eso sólo la ponía más triste y ansiosa.
Hasta que un día el zenzontle no brincó más, no comió más, no se lastimó más.
Porque un día su plumaje se infló, y no tuvo más ganas de buscar su libertad. Abandonó éste mundo.

Después de ese día la primavera entristeció, bastaron días para entender, una noche, después de que mi papá le diera las buenas noches, la primavera planeo su huída. Buscando lo que el zenzontle no pudo buscar.

Ser libre.

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⏰ Última actualización: Jan 02, 2022 ⏰

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