La Cena

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Era la primera celebración real que tenían desde que Santiago regresó a casa, estaban oficialmente comprometidos y todos en el barrio estaban enterados de que eran pareja, Peter estaba viviendo su sueño, no era más el amante de Santiago Cruz, era su prometido, podía pasear por las calles de la mano del hombre que amaba sin que nadie lo juzgara de roba maridos.

Sólo había algo que lo molestaba y eso era que alguien se estaba interponiendo en su felicidad.

- No puedo creer que lo invitaras, él tiene que resolverlo, no puede estar huyendo de esto todo el tiempo, son momentos para estar en familia, deja de consentirlo.

- Creí que era tu mejor amigo.

Lo era, pero últimamente la unión entre Santiago y Andreas lo molestaba, no había creído que fuera posible, pero asi era, estaba celoso de Andreas Katsaros.

Y como no estarlo si en cada oportunidad que tenía, Roxana le echaba en cara lo guapísimo, inteligente, refinado y amable que era el doctor.

Si tan sólo supieran la clase de víbora que era su mejor amigo.

- Lo es, y es por eso por lo que creo que es mejor para él que se quede en casa con su esposo e hijo.

- Dices eso porque estas estresado por tanto embarrar, te dije que Rox te podía ayudar.

También podría ser eso, no sabía cómo había terminado aceptando hacer doscientos tamales para la cena, ni quien se los comería, aunque según Ramon él solito se chingaba veinte, no sabía dónde le cabía tanta comida a un cuerpo tan pequeño.

Además de que aún tenía que vestirse y conseguir que Tiago se pusiera una camisa con botones y un blazer. Además de terminar el pastel que estaba en el horno.

- ¡¡Tú me podrías ayudar!! Tengo un pastel en el horno, tamales que hacer, y tú me dices que una diva vendrá para año nuevo, no me estás ayudando.

- Pero tampoco estorbando.

Tiago no estaba haciendo nada, literalmente nada, estaba sentado en la mesa jugando con la masa y las hojas, decía que si metía mano los tamales saldrían pintos. ¡¡Pintos!! ¿Qué diablos era pintos?

- ¡¡Pero Andreas si lo hará!! Él siempre se sale con la suya, una mirada de perro a medio morir y le permites lo que sea.

Estaba perdiendo los estribos, no creí que fuera capaz de sentirse así por su mejor amigo, él entendía perfectamente que Tiago y Andreas tenían una conexión que él no comprendía, aun así, sentía celos de él, porque Andreas era perfecto a los ojos de quienes no lo conocían realmente y no era que no amara a su amigo, simplemente amaba a su prometido y quería estar a solas con él en esos momentos de familia.

- No estarás celoso de él verdad, es Cerbero.

Sonaba tan absurdo si Tiago lo decía de eso modo, que se avergonzaba de tener que aceptar que sí, que estaba celoso del griego y de esa complicidad que existía entre Tiago y él.

- ¡¡Si, el mismo que te llama a medianoche y corres a socorrer!!

Eso sonó mas duro de lo que pretendía, Tiago no lo estaba traicionando, confiaba en él, era sólo que necesitaba ser egoísta en esto, Andreas tenía una familia que lo esperaba, que lo necesitaba, sus padres y su hermano querían llegara a él y este se alejaba de ellos a cada oportunidad, comprendía que estaba pasando por un mal momento, pero alejándose de su familia no lo resolvería.

Dio un suspiro profundo antes de volver a hablar, no quería que Santiago pensara que no amaba más a su amigo por culpa suya.

- Mira, no digo que esté mal o me seas infiel, pero Andreas tiene que tratar con esto, él es siempre el primero en darle una bofetada de realidad a todo el mundo, se merece lo mismo.

Obstinado Egoísta. Jóvenes Extraordinarios 3.5Donde viven las historias. Descúbrelo ahora