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Bien, eran las 7 de la mañana, la alarma habitualmente sonó. Pitando. Su mano apago el aparato y con un quejido despertó. «Ya es mañana.» Farfullo.

Se vistió con su uniforme, que solo consiste de un chaleco naranja con el logo de la vieja tienda en la que trabaja, arriba de su playera rosa y unos pantalones beige que tenía arrumbados a un lado de su cama. Ahora solo falta buscar sus zapatos que dejo en alguna parte de la casa, pero está demasiado cansado para recordar donde, así que bajo para desayunar.

Él vive en un pueblo respectivamente pequeño. Donde hay más plantas y aire más fresco que personas. «Uh, personas». Convivir con ellas era parte de su trabajo. Algunas veces viene gente agradable, pero, algunas otras, no tanto.

Fue al refrigerador y tomo jugo de naranja. «Desayuno, listo». Tacho mentalmente en la lista que guardaba en su cabeza.

Su madre y su hermano están fuera del pueblo, se fueron por causas de trabajo y escuela. A este punto no le lastimaba que vivieran lejos de él, porque habían pasado años. Ahora era un adulto medianamente funcional. Oh, bueno, al menos había aprendido a pagar sus deudas a tiempo para que la electricidad no se agotara cuando este viendo su programa favorito.

Fue al baño a terminar sus necesidades diarias.

Como decía, en el pueblo la mayoría se conocen, están cercas de la costa pesquera por lo que el aire suele estar bastante frio en las mañanas. «Toma una chaqueta antes de salir», tacho mentalmente a su lista.

Toco la perilla de la puerta de la casa para salir, el solo tacto lo puso la piel de gallina. Hoy será un día más frio que ayer. Se abrazo a sí mismo, buscando el consuelo en salir a climas fríos. Le gusta el frio, sí, pero preferiría poder comprase una calefacción para estar completamente cómodo, y no temblando de frio buscando dormir mínimamente bien.

Afuera cerró la puerta, con llave como debe de ser, si no quieres que un ladrón entre y robe tu pobre salario. Asintió. «Yep, todo está listo».

Llegar al trabajo no lleva mucho tiempo, pero ¿Quién quiere ir a trabajar antes de la hora programada? A menos que te paguen un salario mayor por quedarte más tiempo, pero ese no es el caso de Ghost.

El punto, se levantó más temprano para ir por documentos de la escuela. Porque este joven va a estudiar. Sin embargo, trabaja para pagarse los gastos que todos tenemos, que, por cierto, que dolor de trasero.

Realmente no quiere hablar mucho de la escuela, es solo que, está estudiando para salir del pueblo y permanecer en la universidad de sus sueños. Actualmente su instituto le hace el amable favor de enviarle cartas con lo que necesita para inscribirse porque, no es de sorprender que su pueblo tenga mala calidad de internet, o que tenga mala señal. Por lo que el pueblo no se aferra a la nueva tecnología y esas cosas. Así que, tiene que ir hasta la pequeña tienda que, aparte de ser ferretería, es también una sucursal de paquetería. Todos los jodidos días. Era cansado, pero un pequeño precio que debe pagar para algún maravilloso y esplendido día, lograr salir.

—Heeeey, Mike— Grito, cuando extrañamente el cajero está vacío. Quizás una emergencia. Rio a sus adentros imaginando es diarrea o algo así.

— ¡Ack!— Sonó un golpe debajo de la mesa del mostrador. —Oh, Ghost, casi me infarto.— Bromeo, asomándose, aunque suena más comprensivo y quizás aliviado de que la muerte sea el único escape que otorga el pueblo. —Hoy parece tu día de suerte—

Un brillo en los ojos de Ghost floreció, formando ovaladamente un círculo en sus labios.

—Espero que te haya ido bien con la inscripción— Sonrió Mike. Tan amable. Entrego la carta con el característico sello de su prestigiosa universidad.

—Yo también— Oh, si, la incertidumbre. «Nunca se sabe realmente, eh». —Como sea, muchas gracias— Toco el sobre, preguntándose cual sería el resultado. —Ten un buen día.— Dio media vuelta. Dejo un poco de dinero a Mike. Y se alejó.

Finalmente, después de desvelarse leyendo, nutriendo su mente de información, el tan tortuosamente esperado resultado de su examen.

Regresara a casa, dejará la carta, abrirá el local de su trabajo, y cuando haya terminado, volverá a ver la puntuación. Si, eso es lo correcto. Si la lee ahora y el resultado no es favorable, terminara emocionalmente mal el resto del día. Sin poder atender correspondientemente a los clientes. El solo pensamiento sintió como un golpe al estómago. Este era el primer paso para la inscripción, pero se sentía terriblemente estresado.

Antes de perderse más en sus pensamientos pesimistas, escuchó un chillido que lo trajo de vuelta a la realidad. Es un perro. Un cachorro café rojizo para ser especifico. Parecía que estaba entre los restos de alguna casa abandonada, esto lo confirmo al mover un tablón de madera sobre el pilar, descubriendo al animal echo bola, temblando de frio.

—Oh pequeño— Su corazón se apretujo con la sola visión. El animal lo miro en respuesta. Acerco su mano y el perro movió su cola, pero no se movió. Es inofensivo. Lo acaricio. — Qué haces aquí, ¿eh?— Volteo a los lados, cuestionando si habrá algún dueño. Pero para su frustración, parece que no, y si existiera, merece un golpe por dejar al cachorro abandonado en el frio. Lo envolvió en su suéter y lo cargo, esto le dará un poco de calor.

—Heh, Te ha de parecer raro, ¿no?— Soltó, de la nada, sonriendo al cachorro. —Un extraño te secuestro y ahora te carga.— Se escucho un gruñido curioso —No, no seré más un extraño. Me llamo Ghost.— Acaricio su lomo. —Y prometo cuidar bien de ti.— Desde niño quería un perro, pero nunca se lo pudo permitir. Hasta este día. No sabría decir si es suerte.



Antes de llegar a casa soltó al can, cuidando que no se moviera demasiado lejos mientras abría la puerta. «Curioso». Su reacción es curiosa. «Es divertido». — ¡Hey...!— Se detuvo. Aún no le había puesto un nombre. Toco su barbilla, pensativo. —Un nombre...— El cachorro ladeo su cabeza, antes de distraerse con una mosca que instintivamente intento atrapar con el hocico. —quizá... ¿Chorizo?— Se pregunto. «Vaya nombre, ¿No podría imaginar uno mejor?» No obstante, el animal levanto las orejas al escuchar comida. Ghost rio. — ¡Vamos chorizo!— Y entraron. Esta vez volvió con un nuevo integrante que le hizo tanta falta a su soledad. 

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⏰ Última actualización: Jan 02, 2022 ⏰

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