Seduceme

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No hay nada mejor que ser una mujer realizada. Teniendo veintisiete años puedo presumir de ser una de las mujeres más ricas de España, ser dueña de una cadena de hoteles cinco estrellas, tener un lujoso pent-house en lo más hermoso de Madrid , además de poseer múltiples talentos, entre los cuales se encuentran: ser poliglota, saber artes escénicas, cantar, cocinar perfectamente, tocar la guitarra y más.

Pero no me gusta presumir demasiado.

Sin embargo, a pesar de tener todas esas cosas. Siento un vacío enorme dentro de mí... Uno que no he logrado descifrar con qué llenarlo, ¿falta de amor? No, gracias. El amor es para valientes, y yo... Puedo admitir que soy una cobarde al huir del amor porque temo, me aterra, mejor dicho. A tener que soportar un corazón roto.

Así que lleno mi vacío con sexo.

Y alcohol.

Pero más que todo con sexo.

Y eso es justamente lo que estoy haciendo ahora. Me encuentro en el famoso club privado de Madrid, donde solamente pueden entrar socios de este, puedes observar todo tipo de sexualidad soez. Aquí todos son libres de prejuicios, porque aquí dentro todo es anónimo.

Dentro del club te encuentras desde dogging, cruising, voyeur, sadomasoquismo puro, furros, tríos, orgías, y un sinfín de cosas que alguien santo jamás imaginaría.

Mi vestimenta se basa en una tela roja transparente que cubre mis hombros y mis brazos, que cae hasta mis pies, dejando a vista de todos mi desnudez. Porque ese es el punto. Como adicional, un antifaz de color dorado, recubierto por pequeñas lentejuelas y brillos que hace juego con mi vestido, cubre un poco mi identidad.

Camino observando sala por sala iluminadas por led's roja, viendo los distintos tipos de sexo que se practica aquí. Me detengo en una de las últimas salas del primer piso, observando una orgía de más de diez personas que se entregan unas a otras en busca de placer. Desplazo mi vista por cada una de ellas, hasta que mi atención se centra en una.

Una figura masculina que se encuentra en medio del salón, su cuerpo desnudo se posa sobre un sillón, no puedo despegar mis ojos de él, recorro con la mirada su cuerpo, su escultural cuerpo que parece creado por los dioses. Se encuentra en medio de todos viendo como estas personas de su alrededor jadean de excitación; sin saber con lo que me toparía, él levantó su mirada y la posó en mi cuerpo, sentí como mi cuerpo vibro con esa intensa mirada que su antifaz dejar entrever.

Hay algo en él que... Simplemente tiene una energía que no me permite apartar la mirada, pero sintiendo la leve humedad en mi entrepierna me obligo a quitarla cerrando los ojos por unos segundos, giro sobre mis talones queriendo avanzar, pero una voz profunda se hace presente en mi espalda.

―¿Tan pronto te vas?

Aprieto mis piernas al escuchar esa deliciosa voz, mi mente maquina rápido las cosas que podría hacerle decir, alejo esos pensamientos intentando centrarme, pero mi cuerpo se queda inmóvil ante aquella poderosa voz, tomando el control de mi mente y cuerpo, giro lentamente y sus ojos color ámbar se clavan en los míos haciéndome temblar, siento como mi boca se seca por el nerviosismo de tener esta imponente figura frente a mí.

Mantengo mi boca cerrada, y lo escaneo de arriba abajo. Veo como su cuerpo se tensa ante mi escrutinio, recupero mi postura y con una mirada seductora me acerco a él sin hablar, pongo mi mano en su pecho haciendo un recorrido con mi dedo. Dándole a entender que quiero ser parte de este juego.

El me corresponde con una sonrisa lasciva, acto seguido se agacha tomándome de la parte trasera de mis muslos alzándome, suelto un jadeo de sorpresa pero me dejo llevar, así es esto. Camina conmigo hasta la pared más cercana y me pega con la fuerza suficiente para no lastimarme. Besa mi cuello con deseo, y me sostengo fuerte de él, siento como su miembro esta erecto y listo para posarse dentro de mí.