Capítulo 1

6 0 0
                                    

Nuestras miradas se cruzaron en el pasillo del instituto, era un chico muy llamativo, no se como no me había dado cuenta de su existencia antes. Conocía a gente en casi todas las clases; Tenía "amigos especiales", como yo les llamo, en casi todas las clases ¿Cómo era posible?
Tenemos que tener en cuenta que el muchacho mide dos metros, de pelo moreno, un cuerpo para caerse de culo al suelo, la piel en un bronceado como si hubiera estado todo el verano en el Caribe tomando el sol vuelta y vuelta; y unos ojazos verdes que parecían dos esmeraldas brillando por si mismas.
Eso sin añadir la sonrisa que nos regalamos al cruzarnos, seguí caminando hacia la puerta, necesitaba salir a fumar con mucha más urgencia que antes.
Me llamo Melissa, tengo diecisiete años , estudio en invierno, trabajo en verano y disfruto todo lo que puedo y más. Si tuviera que definirme ahora mismo con una palabra sería libre, por poder disfrutar de hacer todo lo que me nace hacer en el momento.
Ya en la puerta del instituto necesitaba hablar con Emma, ella era mi mejor amiga, la había conocido este año en la clase pero nos entendimos desde el primer momento que hablamos. Y eso que el prime día que llegó nos caímos mal.
Ella sabía todo lo que hacía y con quien lo hacía, lo compartíamos todo, hasta el piso.
-Melissa acabas de sonreirle a Sean o ha sido solo imaginación mía-me dijo mirándome fijamente.
Sabía perfectamente lo que acababa de pasar, así que la miré con cara de boba inocente pero pervertida niña buena.
Acababa de empezar el juego con un nuevo sujeto. Eso significa que empieza la fase de cualquier relación de empezar a quedar, pasar tiempo juntos, conocerse y esas cosas.
Emma esta más que acostumbrada a ese juego, en los pocos meses que llevamos conociéndonos lo ha visto muchas veces.
-Emma, amor, parece que no me conoces-añadí riéndome.
-Es de otra clase, pero creo que estudia lo mismo que nosotras-terminó de darle la última calada al cigarro y lo tiró al suelo.
-¿Su clase no viene con la nuestra al club hípico? Bueno todavía queda mucho curso por delante-terminé la conversación sobre Sean y tiré el cigarro al suelo, como había hecho Emma momentos antes.
Las clases pasaron y yo me olvidé del tema, a lo largo de los días no me acordé de el hasta el miércoles, el bendito miércoles de hípica.
Por la mañana cogimos las dos clases el autobús dirección el club hípico, cada clase se dividía en dos grupos y se hacían varias actividades, parando a media mañana para desayunar y cambiar las actividades.
Terminamos las actividades de ese día y llegó el recreo donde Emma y yo nos fuimos al bosque, como todos los miércoles, a pasear mientras nos fumamos un cigarro y volvíamos a las clases.
-Bueno ¿Me vas a contar ya que te traes con Sean? Os he visto las miraditas que os echáis el uno al otro-.
No había vuelto a hablar de el en toda la semana, ni siquiera había pensado en eso, quedé con otro "amigo especial" llamado Sawyer durante el fin de semana que Emma volvió a su pueblo.
-No hemos hablado, además, los exámenes empiezan en tres semanas, no puedo empezar a tontear con el por que no me voy a concentrar en lo que tengo que hacer-argumenté intentando ser lógica.
Es de locos, no tengo tiempo para otro más, me cuesta organizarme para quedar con todos y estudiar a la vez.
-Nena, en mi pueblo hay un dicho muy bueno que dice "si nos organizamos, follamos todos", pues a ti te viene que ni pintado-añadió riendo.
Volvimos a clases, nos tenían que dar una charla sobre los cuidados de los caballos y las enfermedades más comunes de estos.
Todos estábamos al rededor del veterinario; Sean, con otro compañero suyo, a mi lado y Emma a mi otro lado, en la última fila del círculo.
Nos miramos.
Sonrie.
Me sonrie y yo le devuelvo la sonrisa inevitablemente. ¿Que me pasa? ¿Acabo de ponerle una sonrisa de boba absoluta? Si, lo he hecho.
-Soy Sean-susurra en voz baja, para no interrumpir la ponencia.
-Melissa-contesto mirándole a esos preciosos ojos- encantada.
No puedo parar de mirarlo, es como si una corriente de energía pasara desde sus ojos hasta los míos y llegaran directamente debajo de mi ombligo, como una chispa que enciende una hoguera llena de gasolina.
Por mi cabeza pasan un montón de imágenes de esa misma mirada mientras hacemos todo tipo de posturas, como esos ojos pueden prometerte placer infinito sin saber nada de ellos.
El veterinario terminó de hablar y volvimos al autobús de vuelta al instituto.
Me iba a sentar con Emma, como hacía siempre, cuando vi como se sentaba al final del todo, en el asiento del medio del autobús y dejando uno libre a su izquierda. Me miró desde su sitio y yo sentí la necesidad de ir a sentarme con el.
-Vamos Melissa, se te están cayendo las babas, te puedo traer un cubo si lo necesitas-dijo Emma con ironía- te mueres por ir a sentarte con el, así que corre, vé.
-Eres la mejor-le dí un beso en la mejilla y me fui para atrás con el autobús en marcha.
Nos estábamos mirando fijamente mientras yo andaba hacia el fondo, donde se sentaba la otra clase; Si fuera un campo de batalla, en la parte delantera estábamos nosotros y en la trasera ellos, y yo me adentraba a cada paso más en pleno territorio enemigo, sin armas ni armadura.
-Hola ¿Me puedo sentar?- se me estampó inconscientemente una expresión de melosa en la cara al preguntarle.
-Por supuesto enana- se pegó un poco a su compañero para dejarme pasar y me senté con el.
Vi de reojo como Emma me vigilaba desde nuestros asientos, me giré hacia Sean de nuevo y le presté toda mi atención a las preguntas que me hacía.

Si las paredes hablaranDonde viven las historias. Descúbrelo ahora